jueves, 27 de marzo de 2014

Perdona

Perdona si en mi mente te llamo amor, perdona si te escribo cartas mientras sueño despierta e imagino el mundo perfecto que un día planeamos juntos. 
Perdona que piense en ti en todo momento; que no haya un minuto del día en que no estés en mi mente. 
Perdona si te digo que te quiero a cada oportunidad que se me presente; yo no sé mentir. Mi corazón se desborda de alegría cuando me escribes, cuando sé que al menos por un instante mi recuerdo ha pasado por tu mente. 
Perdona a mi corazón sentimental, que se entristece en ocasiones, cuando piensa que te hemos perdido, mi amor. 
Perdona mis celos. 
Perdona mis mensajes que seguro haz de odiar cuando te llegan por montones, pero mi desesperación por saber de ti a veces puede más que mi sensatez. 
Perdona mis llamadas a media noche: porque por más que me prometo a mí misma que no lo volveré a hacer, mi corazón cede a mis deseos y quiere saber que estás bien, que estás a salvo de cualquier peligro. 
Perdona mis preocupaciones, perdona mi ansiedad, pero eres la persona que más me importa en este mundo, debes saber que todas las noches antes de dormir hago una oración y pido por ti; tal vez no exista un dios…pero yo pido por tu bienestar a cualquier cosa que esté allá afuera que pueda cuidar de ti, se llame como se llame; destino, universo, ángeles. 
Perdóname, pero yo no decidí que este amor tan grande que siento por ti se instalara hasta de fondo de mi corazón. Yo sólo siento, y lo que siento es inmenso y no puedo controlarlo…Perdona. 

viernes, 14 de marzo de 2014

Y ella se fue

Ella decidió caminar sola,
aunque otros se preguntaron por qué.
Se negó a mirar hacia delante,
mantuvo la vista arriba,
hacia el cielo.

Ella no tenía compañía,
ni necesidad de cosas terrenales.
Solo quería libertad,
de lo que sentía eran cuerdas de marioneta.

Ella anhelaba ser un pájaro,
así podría volar lejos.
Ella compadecía a cada hoja de pasto,
porque plantada permanecería siempre.

Ella anhelaba ser una flama,
que brillantemente baila sola.
Se sentía celosa del vapor,
que hace del aire su único hogar.

Algunos dicen que deseaba con demasiada, fuerza,
algunos dicen que deseaba por demasiado tiempo,
pero nos despertamos un día de otoño,
para enterarnos de que se había ido.

Ellos dicen que los árboles fueron testigos,
el cielo se rehúsa a decir algo,
pero alguien que lo vio,
dijo que la historia salió bien.

Ella abrió los brazos de par en par,
respiró al amanecer.
Ella dejó de lado todo lo que tenía,
Y entonces ella se fue.