He ido a muchas citas en mi vida, quizá más de las que quisiera admitir. Por muchos años intenté tener la fórmula secreta para gustarle a todos los chicos que me interesaban, pero al final y después de muchos años de terapia me di cuenta de que lo más importante al salir con alguien no es hacer todo con tal de gustarles: maquillaje, pelo, ropa, actitud y sonrisa. Lo más fundamental es pensar: ¿a mí me gusta esta persona?
Y claro, en la primera cita no se puede responder al 100%, porque seamos realistas, nadie se muestra al 100% en una primera cita: nos arreglamos de más, nos ponemos la camiseta de "soy increíble y no tengo defectos", todos traemos una máscara que solo se caerá después de, no sé cuántas citas, pero muchas.
Antes de lanzarse al ruedo es importante saber: ¿qué estoy buscando en una persona?, ¿qué tengo yo para ofrecer?, ¿soy feliz o quiero que alguien más me de la felicidad?, ¿me quiero y acepto realmente?
Todo fuera mucho más fácil si tuviéramos las respuestas antes de ir y desperdiciar el tiempo de alguien más, o que desperdicien el nuestro. Pero es que no todo el mundo está consciente de que salir no es solo cuestión de "ok, estoy aburrida y quiero conocer a alguien", aunque para la mayoría de las personas, este es el motivo (y me incluyo, muchas veces mi motivación para salir un viernes por la noche era ver si podía conseguir un chico).
El caso es que cuando más crecemos más nos damos cuenta de que el tiempo está pasando, y claro, para algunas personas esto no significa nada, pero si eres como yo y te aterra el futuro, pensarás algo como "no quiero estar sola por siempre, soy feliz y he estado en terapia por muchos años, quisiera encontrar a alguien bueno".
Cuando salimos en los 20s todo es diversión, fiestas, excesos, a finales de los 20s ya la gente se empieza a dar cuenta de que no todo es para siempre, que amanecer crudo cada domingo no es lo ideal, y que el sexo casual no es tan bueno como lo pintan. Cuando estás a punto de llegar a los 30s te pones a reflexionar: ¿qué quiero?, y como yo, quizá tengas una pequeña crisis de identidad y te cuestiones todo lo que has logrado hasta el momento.
¿Es esta vida la que quiero?, y, ¿qué pasa con todas las demás vidas que pude haber vivido?, ¿a dónde fueron a parar?
Quizá lo que quiero decir es que salir no debería ser tomado como algo casual, salir implica involucrarnos en la vida de alguien más, y tenemos dos opciones: hacerla mejor o peor. Claro, eso también va del otro lado, y si alguien está haciendo tu vida miserable o no estás seguro; nunca es tarde para dar la vuelta y decir: ok, aquí voy de nuevo.
A fin de cuentas, salir en los 30s no puede ser tan malo, ¿o sí?
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