Nadie nos dice cómo serán las cosas al crecer, nos enseñan un montón de datos inútiles que al final no sirven para nada y nos dejan con un montón de dudas sin resolver... deberían de enseñarnos cómo es la vida.
Recientemente estaba platicando con un amigo de la infancia que me dijo; "Yo no pensé que tu vida fuera a ser más difícil y complicada que la mía, te veía tan segura de lo que querías hacer: tenías un plan tan elaborado que no me sorprendería saber que incluso planeaste qué ropa ibas a usar por los siguientes 20 años, ¿qué pasó?".
Y eso es lo que precisamente me pregunto yo cada mañana, ¿qué pasó?, ¿dónde quedaron mis sueños de volverme una escritora?
Y aquí es donde digo... ¿Y ahora qué?
domingo, 24 de noviembre de 2013
domingo, 10 de noviembre de 2013
La historia que apenas inicia
Quiero escribir una
historia de amor, una de esas donde el chico se enamora perdidamente y comete
las locuras más grandes de su vida para conquistar a esa chica que lo vuelve
loco, donde pasan las tardes platicando sentados en una banca que termina por convertirse
en la banca más especial del mundo, donde un buen día ella le dice que sí, que
quiere estar con él…y pasan el resto de su vida juntos.
Lamentablemente no
puedo hacerlo.
Todos lo han hecho ya,
a todos nos ha pasado. El amor; esa fuerza que nos hace cambiar planes, que nos
hace convertirnos en personas que nunca imaginamos ser, y que nos hace tomar
decisiones que a los demás les parecen descabelladas, ¡Pero es que estamos
enamorados! Cualquiera que haya pasado por esto a los 14, a los 16, a los 20…
sabe que enamorarse es sencillo, que las personas que logran derrumbar nuestras
paredes y entran en nuestro corazón, tendrán un lugar permanente allí. El
corazón no olvida, tal vez nuestra mente nos dice que todo ha quedado en el
pasado, pero nuestro corazón llevará siempre cicatrices y esas no se borran con
nada.
Tampoco quiero que se
malinterprete lo que escribo, yo creo firmemente en el amor; el amor verdadero
existe y ya lo conocí, llegó a mí en forma de un muchacho encantador de 17 años
y ojos claros: inteligente, simpático, ¡El más lindo de todos!, lamentablemente
yo era demasiado insegura, tímida y nunca expresaba lo que realmente sentía, yo
no estaba lista para ser querida de esa manera; me habían lastimado tantas
veces, que mi corazón tenía la armadura más fuerte y más difícil de romper.
El tiempo pasa y las
personas se cansan, y como todo en esta vida se acaba aquel amor también tuvo
que terminar. Me sentí devastada, había pasado casi un año de mi vida con él;
sentí que todo ese tiempo no había importado en absoluto, que con unas simples
palabras se ponía el punto final a lo que pudo haber sido la historia de amor
que hoy estaría escribiendo.
Pero los meses pasaron
y yo sentía que había sanado, que algún día sería feliz de nuevo, escribía
acerca de mi proceso, de cómo era tener el corazón destrozado y tener que
aparentar que todo estaba bien. Mi mente se hacía ilusiones pensando que estaba
lista para seguir adelante, pero mi corazón seguía pensando en él.
Hasta que pasó…
Un buen día volvió a
mi vida de la manera que menos esperaba, de nuevo nos mandábamos mensajes, de
nuevo me sentía feliz al verlo, de nuevo nos sentábamos a platicar pero ahora
en bancas diferentes. ¡Todo volvía a ser como antes! Yo era feliz, la persona
más feliz del mundo.
Ahora no sé cómo
sentirme, porque sé que un día no muy lejano ya no podremos estar juntos de
nuevo, ese día se acerca más y más y la ansiedad que siento aumenta.
Yo siempre he creído
en el destino. Tal vez he leído demasiados libros acerca del amor en que todos
creen, en ese donde se enamoran, se separan, pero al final terminan juntos.
Quisiera saltarme un montón de páginas de este libro que es mi vida, y llegar
al final, a ese final donde estaremos juntos de nuevo, porque lo creo
firmemente. No importan las circunstancias, el tiempo, los errores cometidos.
Quiero escribir una
historia de amor, una que hable de nosotros, pero ahora estamos en esa parte
donde todo se vuelve difícil, donde las circunstancias no parecen estar a
nuestro favor. Pero a pesar de todo, estaré esperando…
Sé que apenas está
empezando.
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