Había una vez una chica que creía irremediablemente en el amor. Esa chica soy yo. Me rehúso a dejar de creer que ahí afuera hay alguien que es completamente indicado para mi. Lo que pasa es que ya me di cuenta de todos mis defectos, de mis patologías. Y estoy tratando de aceptar a esa persona que miro a diario cuando me veo en el espejo. Estoy tratando de adecuarme de nuevo a la soledad de mi cuarto, donde todas las noches siento un desconsuelo que no se me va. Estoy sosteniendo un techo que se está cayendo a pedazos, y debería tener la ayuda de ciertas personas, pero no la tengo...estoy sola. No es queja, solo quiero aprender a abrir los ojos verdaderamente. Ya no quiero migajas de lo que debería ser algo entero, completo. No quiero ser esa paloma que va de banca en banca esperando a que alguien se apiade de ella...hambrienta. Necesito seguridad, creer. Creer en mi.
Ya no soy aquella niña de 14 años que quería ser escritora y que soñaba con ser famosa y publicar muchos libros. Estoy aceptando la consecuencia de mis actos. Me llené a mi misma de ideas estúpidas y ahora mis pensamientos no son positivos. Ya no tengo remedio, tal vez.
Tengo miedo de que un día mi mundo se derrumbe porque entonces no sabré qué hacer. ¿A dónde voy a ir?, ¿Qué sigue?
Sé tú misma, sé quien eres, sé verdadera. Tienes que aceptarte. Así eres. Lo das todo y esperas todo de los demás y cuando no te regresan tanto como quisieras te entristeces y te llega la ansiedad. Por eso sería mejor que no esperaras nada. Deja que la vida te sorprenda. Deja de ser obsesiva, solo alejas a las personas. Ya tienes 20 años. Algún día tienes que crecer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario