No puedo pensar en qué me hizo falta, qué fue lo que falló: porque yo lo di todo. Yo estuve día tras día intentando, luchando para que nada se derrumbara, pero es que tú nunca luchaste conmigo, te ibas y me dejabas a la deriva, perdida y preguntándome si tenía sentido lo que estaba haciendo.
Mi mejor amigo dice que no vale la pena seguir escribiendo de ti, yo pienso lo mismo. Pero es que no sé cómo sacarme del corazón todos estos sentimientos. Aún estando lejos no puedo no pensar en lo tonta que sigo siendo.
En lo mucho que dueles, y es que en el fondo esperaba que cambiaras, que te convirtieras en un hombre por mí.
Pero no lo hiciste.
Supongo que nunca sabré lo que es el verdadero amor para ti.
Porque sí puedes ir por ahí dándoselo a otras, pero a mí, a la persona que más se esforzó y que más te dio...
A mí nunca me entregaste lo único que pedía: tu amor.
Y no te culpo, ve y sal y conoce todo lo que hay por conocer. Eso yo ya lo viví. Quizá a final de cuentas sí necesitabas a alguien más joven y yo a alguien de mi edad. Quién sabe.
En esta historia retorcida y repetitiva no tuve un final feliz, y es que como escribí hace exactamente un año: contigo nunca hay finales felices, vas a salir lastimada o lastimando.
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