No me podía relajar, no podía sentarme y dejar que los rayos del sol le dieran a mis rodillas.
Canté un himno para que me brindara paz y entonces llegó una melodía.
Se sintió tan dulce, se sintió tan fuerte, me hizo sentir como si perteneciera.
Y toda la tristeza dentro de mí, se derritió y fui libre.
No salgo mucho, en absoluto. Nunca he sido la chica a la que llamas para salir.
Me di cuenta que para ser feliz, tal vez necesite de un poco de compañía.
Así que ahora lo sabes, lo sabes todo:
que he estado desesperadamente sola.
No he encontrado al indicado aún, pero creo en la divinidad.
Creo en las posibilidades,
creo que alguien cuida de mí.
Y finalmente he encontrado una manera de ser feliz, feliz.
Desde las calles hasta la costa, estaba buscando a un fantasma.
Como la tierra uniéndose al mar, la felicidad me siguió.
Encontré lo que estaba buscando dentro de mí,
encontré una vida digna de ser vivida por alguien más,
nunca pensé que pudiera ser, que pudiera ser...
FELIZ.
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