Me fue difícil, concentrarme, verme verdaderamente, al principio vino a mi mente y mi cuerpo una tristeza, como una pequeña ráfaga que también desapareció pronto. Luego, me enfoqué en
distintas partes de mí. Ahora puedo ver a mi niña en mí, no quiere crecer, me lo dice todo el
tiempo, puedo verlo. Esta triste, no quiere que la haga un lado.
Verme, de verdad, es darme cuenta de lo mucho que me importa lo que los demás piensen de mí,
cada día me levanto y trato de verme lo más “bonita posible”, pero, ¿cuándo me detengo a verme
verdaderamente en el espejo?, ¿cuándo soy yo la que se dice cosas bonita?, tiene que pasar más.
Tengo que verme yo primero.
Yo soy dos: una Janeth adulta y una niña, soy amor y pasión, y soy miedos. Soy las piezas de un
rompecabezas que aún no logro descifrar, pero que al final tendrán sentido. Soy palabras y
emociones a flor de piel, soy lágrimas tanto de felicidad como de tristeza, soy feliz y triste al
mismo tiempo.
Yo no soy las ideas que los demás han puesto en mí, las películas que amor que vi desde siempre y
me marcaron, los chicos que han pasado por mi vida a enseñarme lecciones, las noches en vela
pensando, ¿esto es todo?
Me atemoriza que no haya nada más, estancarme, dejar de crecer, quedarme sin motivos.
Mi mundo es rosa, a primera vista pareciera que lo tuviera todo, pero he aprendido a ponerme los
lentes que me hacen ver las cosas como realmente son: y ver la realidad no es lindo, pero es
necesario. Mi mundo es divertido, es ocupado, es donde encuentro verdades todos los días y me
transformo a mí misma como a una mariposa, crezco, me expando, soy como una esponja y he
aprendido, sigo aprendido a tomar solo las cosas que son buenas para mí.
Y mi psicóloga me dejó de tarea:
Ejercicio sugerido: Dibujar en una cartulina una silueta, y con una línea dividirla a la mitad.
En cada mitad, escribe las características de una y otro de tus ‘yo’, mírala cada día con
atención como si te vieras al espejo y trata de unir esas características de alguna manera,
o buscar cómo conciliarlas. Por ejemplo: si en un lado es soñadora y en el otro, sombría;
unirás ambas (ya que son parte de un continuum) y pensarás en una acción o una frase
que indique el equilibrio de esos extremos, quizá: “mi vida es una sorpresa que no tiene
relación ni con lo ideal ni con la catástrofe”. Estas frases o acciones las iras escribiendo en
tu cartulina, hasta que hayas conciliado todas.
Lo que he estado encontrando con mi ejercicio, es que es bastante fácil unir mis dos "yo", solo es cuestión de pensarle un rato. Hay 3 cosas principales en las cuales se diferencian:
- Una quiere quedarse a vivir en el pueblo, la otra quiere vivir en la gran ciudad.
- Una quiere casarse, la otra quier ser libre, conocer gente y no atarse a nadie.
- Una quiere tener hijos y la otra no puede verse con un niño a su lado.
Después de pensar bastante, después de días de ir a ver la puesta de sol y tratar de conectar tanto conmigo como con el mundo, he descubierto una cosas maravillosa y que jamás la había pensado, a pesar de ser bastante simple: puedo vivir en dos lados.
Desde que tenía 14 años, me he estado diciendo a mí misma que quiero irme de aquí, que no soy feliz en este pequeño pueblo en la costa, siempre me he visto como una chica de ciudad, y es verdad, cuando voy a la ciudad me siento como una Janeth completamente diferente. Pero ahora veo que también estando aquí soy feliz, voy a ver las puestas de sol y me siento completa, últimamente incluso caminando por la calle, tomando el camión que siempre tomo, no puedo parar de sonreír, y en mi mente se formó un pensamiento que jamás había tenido: soy afortunada de vivir aquí, este lugar me ha dado todo: seguridad financiera, la oportunidad de trabajar para mí misma, la fortuna de compartir mis días con mi familia y amigos.
Y sí, aún quiero vivir en la ciudad, y puedo hacerlo, solo hace falta planificación verdadera, ahorrar y mudarme 1, 2, 3 meses del año a GDL, a Quéretaro, a CDMX, las posibilidades son infinitas en tanto me lo proponga y trabaje en ello.
Y justo hoy, al tratar de unir el "casarme", con "ser libre", pensé en algo que tiene sentido pero me cuesta muchísimo aceptar: una relación abierta.
De verdad, me cuesta demasiado aceptar el hecho de que mi -pareja pueda tener sentimientos por otra persona, que pueda acostarse con alguien más. Pero si lo pienso a profundidad, me doy cuenta de que incluso es saludable: que mejor que hacer estas cosas con libertas, a hacerlas con culpa y escondidas. A fin de cuentas se que todos nos sentimos atraídos por más de una persona en nuestras vidas, y sé que es difícil aceptarlo, pero es lo que hay. No sé realmente si una relación abierta sea el punto intermedio entre compromiso y libertad, pero entre más lo pienso, más sentido tiene.
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