Me ambaracé hace aproximadamente 10 meses y medio, lo que significa que mi hijo nació hace mes y medio. Al principio entré en pánico, ¿me imaginaba siendo mamá?, la respuesta era simple: no. Pero mi papá había muerto no muchos meses antes, y aún con todo el pánico y el miedo, me decidí por verlo todo como un pequeño milagro y cómo una señal de que mi papá seguía conmigo de algún modo. Cuando le conté a mi mamá no podíamos dejar de llorar, estaba aterrada, pero desde ese momento supe que si podía contar con ella nada me iba a hacer falta.
Luego le conté a mi mejor amiga, con la que he pasado todas mis aventuras y desventuras desde que teníamos 14 años. También lloramos de emoción.
Poco a poco todo empezaba a tomar sentido. Yo, Jessy, siendo mamá. Iba caminando y no podía dejar de contar a todas las embarazadas que me encontraba en el camino, a todos los bebés y lo lindos que eran.
Soñé con mi papá varias veces y siempre me decía lo mismo: tú puedes, serás una mamá increíble.
Pero nadie te advierte del dolor que sientes al parir, o quizá sí pero te lo tomas a la ligera porque no quieres echarte para atrás (como si hubiera manera de hacerlo).
El día que nació mi hijo grité y lloré y me desesperé como nunca antes había hecho, conocí una escala del dolor nunca antes vista y finalmente, conocí el otro lado del amor: ese del que siempre se habla y que según jamás entenderás hasta que tengas un hijo, y déjenme decirles, es verdad.
Después de mes y medio con unas cuentas horas de sueño por noche, con mis pezones adoloridos y mi vagina ya de vuelta a la normalidad, fui con mi ginecóloga, le pedí que por favor no me mostrara a mi vagina en esa pantalla gigante, donde siempre sientes que tienes un monstruo allá abajo. Se río y me dijo
"Todo está bien Jessy, tienes una buena recuperación. Se ve bien"
Pero llegando a mi casa quise llenarme de valor y agarré un espejo, fui al baño y me senté en la taza, y juro por dios que no pude.
Tuve a mi bebé hace mes y medio y todo el mundo me llama valiente, pero si se trata de ver a mi vagina de nuevo, no puedo, no tengo el valor de hacerlo, aún no.
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