martes, 24 de octubre de 2023

Mamá y Mindy

 Mindy tiene un secreto que jamás le ha dicho a nadie, y solo pensar en confesarlo la hace ponerse nerviosa. 
Y es que cuando tenía apenas 17 años y sin querer, vió mensajes  en el celular de su mamá que la dejaron helada: era de un número desconocido, un número sin registrar, que decían cosas como: te extraño, te quiero... cosas que su inconsciente no quiere que recuerde, pero a veces se le escapan.
Mindy trató de decirse que eso era un error, que su mamá no podía ser de la clase de personas que son infieles, sobre todo cuando su papá estaba siempre alrededor, ¿cómo se las arreglaba para mandarle mensajes a este tipo?, ¿cómo podía verlo cuando siempre estaba trabajando o en casa?

Un día Mindy se armó de valor y tomó el celular sin que nadie la viera, guardó el número de teléfono en su celular y luego se encerró en su cuarto. Todo su cuerpo estaba emocionado y nervioso a la vez, ¿qué haría?, ¿qué podía hacer para que esa persona desapareciera de su vida?, ¿acaso se atrevería a mandarle un mensaje?, ¿a llamarlo?, y aunque lo hiciera, ¿qué le diría?
"Deja a mi mamá en paz"
"No le vuelvas a hablar a mi mamá"
"Estás destruyendo a mi familia"
Aunque sabía que en la superficie en su familia todo estaba bien, su papá parecía feliz. En la mente de Mindy, los únicos que podían ser infieles eran los hombres, ¿cómo pudo su mamá romper esta regla tan preciada?

Los días pasaron y Mindy nunca mandó ningún mensaje ni hizo ninguna llamada, quería contarle a alguien su secreto, pero no se animaba, pensaba que una vez que lo dijera se volvería realidad y ya nada podía detener el fin de su familia.
Así que trató de olvidar.
Pero cada que veía a su mamá contestar un mensaje y luego meterse rápido el celular a la bolsa, sabía que algo no estaba bien, y sentía un nudo en la garganta al no poder hacer nada.
También pensó en decirle algo a su mamá, pero, ¿qué podía decir? "Sé tu secreto", "por favor basta"

Cuando Mindy cumplió 21 años finalmente salió de casa y se fue a vivir con una amiga. Se sintió aliviada, ya no tenía que aguantar la respiración y esperar a que la bomba estallara, y si estallaba ya no era su problema. Poco a poco aquel asunto con su mamá fue quedando más y más en el fondo de su mente, hasta que lo olvidó, o al menos pensó que ya había terminado.

Pero un día, en la fiesta de navidad, mientras todos se daban abrazos e intercambiaban regalos Mindy no pudo evitar mirar de nuevo el celular de su mamá, que estaba encendido porque un mensaje había llegado. Mindy disimuladamente caminó hasta él y con una mirada pudo leer "Te amo", era de un número desconocido, un número sin registrar.
Mindy miró a todos lados, pero nadie más se dió cuenta y el celular se puso en negro. 
"No, otra vez no" pensó. Pero ya era demasiado tarde, de nuevo su mente iba a mil por hora, así que agarró sus cosas y dijo adiós. Y mientras caminaba a su casa, no podía dejar de pensar en cómo decirle a alguien, en cómo armarse de valor, pero en el fondo supo que no podía, aún no.

1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

Oiga, en serio, eso es parte de la ansiedad social (la padezco), carajo me llegó mucho esta entrada, pinchi Mindy o su mamá ya no sé haha.