Hace tres días estaba en mi cama viendo videos o algo así cuando mi novio entró al cuarto y me sururró "creo que algo pasó", yo me le quedé viendo y siguió "la esposa del rentero está llorando y también su hermana", pausé mi video y confirmé que sí, por mi ventana podía escuchar a varias mujeres llorando. ¿Qué pasó? me pregunté e hice lo único que se me ocurrió pero que sabía que me daría respuestas: entrar a facebook, porque vivimos en un pueblo pequeño y donde los chismes siempre se publican primero en facebook.
Para mi sorpresa, lo que encontré no fue ni un chisme, ni nada chistoso: la hija de mi rentero, Vianey, había fallecido.
Salí de la casa para encontrarme con su hermana llorando, no sabía ni qué decir, solo se me salió un "lo siento mucho", pero no me animé a preguntarle qué pasó. Durante toda la tarde fui recopilando extractos de lo que había pasado: era lo único de lo que se estaba hablando ese día.
Vianey no murió, se suicidó. Porque su novio la engañó con otra chica y esa chica le envió un montón de videos y fotos de ellos teniendo sexo. Vianey fue a buscar a su novio para reclamarle, y también a la chica, pero ambos no dieron la cara. Así que en su casa, sola, se terminó ahorcando.
Escribir esto me parece irreal. Vianey tenía menos de 25 años, una vida por delante y mucho que descubrir aún. Vivir en un pueblo tan pequeño a veces es como vivir en una burbuja, donde por ejemplo, hablar de salud mental es un tabú, a veces parece que vivimos 50 años en el pasado para muchas cosas. Se me parte el corazón pensar en lo mucho que habrá sufrido, en lo que sus papás sufren ahora, y en qué se pudo haber hecho para evitar que muriera.
Vianey siempre tenía una sonrisa para regalar a todo aquel que cruzara en su camino, y así quiero recordarla.
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