Uno de los mejores amigos de mi esposo se llama Erik, y lo conoció en el BAr una noche cuando yo no estaba trabajando, cuando llegó a la casa me contó sobre este hombre alto, gringo como él, joven y completamente ridículo que llegó al bar con los hombros caídos y mirada perdida, pero con ganas de emborracharse hasta olvidar su nombre. Era una de esas noches sin clientes, así que mi esposo se sentó con él y comenzaron a platicar, después de una cereveza Erik le contó que hacía apenas unas semanas que había terminado con su novia con la que había estado por ocho años, incluso se habían comprometido, pero todo había terminado el día en que ella le dijo que ya estaba cansada de viajar, quería regresar a Estados Unidos y él quería seguir viajando sin un destino en especial.
Y todo esto suena bastante "normal", hasta el punto en el que Erik dijo que aunque habían terminado, seguían viviendo juntos en el apartamento que rentaron por seis meses.
-¿Y por qué no se va si ya terminaron? -le preguntó mi esposo.
-Porque no tiene dinero -respondió Erik
Y luego le explicó que ella jamás había pagado una sola factura, que su plan era regresarla a Estados Unidos vía carro (porque tenían un perro bastante grande que no podía viajar en avión), dejarle el carro y dinero para que sobreviviera por un rato y luego regresar.
Lo peor era que Erik ya estaba yendo a citas, y a veces se encontraba por la calle a su -ex- mientras estaba con otra chica y las cosas se ponían incómodas.
-¿Cómo puedes salir con alguien más cuando ella sigue aquí? - le dije yo el día que finalmente lo conocí en persona.
Me explicó que estaba en duelo y que la única manera de superar su ruptura era saliendo con chica tras chica. Y hubiera estado bien, hasta que yo metí mi cucharota y se lo presenté a una de mis mejores amigas.
Salieron un rato hasta que Erik dejó de contestarle los mensajes, yo no quería decir nada pero estaba avergonzada porque sabía que mi amiga quería algo más formal de lo que Erik podía ofrecer, sabía que él solo buscaba distracciones para no pensar en su futuro. Mi amiga -por algún milagro no se enojó conmigo hasta que meses después nos enteramos de algo que nos dejó con la boca abierta.
Una noche recibí un mensaje de mi amigo Cairo que en ese entonces trabajaba en un bar: "¿conoces a este tipo?" me dijo junto con una captura de pantalla de grinder, "creo que es amigo de Taylor (mi esposo)". Yo vivo a 5 minutos del bar así que fui corriendo a ver en persona el perfil de Erik en grinder. No lo podía creer, pero debí haber sospechado que si andaba con una mujer tras otra, también andaba experimentando con hombres.
Le conté a mi amiga y aunque fingió que no estaba enojada me dijo que por favor nunca le presentara a alguien más.

4 comentarios:
Hmmm, siento que ya había leído esta entrada antes... no sé, mi mente está toda hecha bolas igual y leí una parecida y la estoy confundiendo, pero pues se me hace muy mala onda para el pobre de Erik, mucha gente ahora lo sabe (hasta yo que no tengo vela en el entierro), pobre tipo, ni experimentar con su sexualidad pudo hacer discretamente, que también anunciarse en redes sociales como esa de encuentros gays pues tampoco ayuda mucho pero pues, cada quién supongo.
yo aprendí a la mala que uno no debe presentarle amigos a amigas y viceversa pero bueno, uno no lo hace con mala fe, quiere ayudar pero como dice el dicho el que se mete de redentor sale crucificado
Creo que tienes mucha razón y ya había escrito sobre este personaje jaja, justo después de publicar la entrada lo pensé. Quizá es porque el susodicho ahora está viviendo en mi casa y lo tengo muy presente en mi vida que quize volver a escribir sobre él.
sí, desde esa ocasión ya no he presentado a nadie porque siempre sale el tiro por la culata.
Publicar un comentario