lunes, 13 de octubre de 2025

Ríos

En un lunes nublado y lluvioso me siento a escribir junto a la ventana mientras miro a los pájaros refugiarse, a los perros ladrar mientras los rayos alumbran un poquito el cielo y a las personas correr para no ser alcanzados por las gotas.

La lluvia no es más que un recordatorio de que incluso el cielo necesita descansar de sus colores, de que los árboles y el campo gritan por agua y al fin son escuchados, de que los ríos quieren volver a encontrarse con el mar después de una temporada sin verse, llena de anhelo.

Mientras pienso en las pérdidas que tuve este mes también pienso en las oportunidades que seguramente vendrán después que pase la tormenta, porque no puede llover para siempre y este dolor no puede permanecer en mí tampoco.

Le doy un espacio como el mar le da espacio al agua del río; la acoge y le da lugar entre sus creaturas mientras la lluvia sigue cayendo. Así yo, me dejo descansar mientras las gotas de agua se confuden con las que caen desde mis mejillas. 

A veces hace falta un día en que la tormenta lo limpie todo; que permita finalmente unir los mares con los ríos, al anhelo de los recuerdos con las lágrimas que me dicen que pronto saldrá el sol.

1 comentario:

neuriwoman dijo...

Hola Janeth, un texto precioso y reflexivo. Tienes mucha razón porque no puede llover para siempre y después de la tormenta siempre sale de nuevo el sol. Un abrazo