Aunque las cosas se pongan extremadamente difíciles.
Aunque parezca que el final sucedió hace mucho tiempo.
Aunque pasen días, semanas, meses, incluso años...
Aquí estaré. Nunca he incumplido una promesa así, de tanta importancia, y cuando dije "estaré aquí para ti" estaba hablando en serio.
Y cuando dije te extraño, mi corazón estaba gritando tu nombre.
jueves, 26 de febrero de 2015
domingo, 22 de febrero de 2015
La voz de mi conciencia
Estoy acostada en mi cama y sentí que finalmente era hora de volver a escribir, como yo, contando cosas normales. Si no lo había hecho en algún tiempo es porque siento que estoy perdiéndome en medio de un montón de responsabilidades, y bueno, mañana todo se vuelve aún más diferente, todo cambia. El miércoles pasado me encontré a mi misma en las instalaciones de un lugar que marcó mi vida y para siempre: mi preparatoria, y me dije "estás bien", y algunas personas me reconocieron, otras no, a algunas no las reconocí yo. Pero estuve ahí como por dos horas y cuando al fin hice lo que debía de hacer, caminé hacia la salida preguntándome, "¿Estaré lista para hacer esto?", si algo he aprendido en los últimos años son cosas malas, ya no confió en mi como solía, ya no me siento tan inteligente o capaz. Y puede que esté temblando de miedo ahora, pero solo el tiempo y las circunstancias dirán de qué estoy hecha.
No estoy triste, pero justo ahora estoy comenzando a llorar, extraño tener 17 y pensar que todo sería fácil, extraño tener 17 y estar llena de esperanzas.
Sigo viéndome de 17, tal vez menos. Pero en mi cabeza hay una voz constante que quiere hacerme sentir incapaz. Quiero hacerla callar, voy a hacerla callar. Mañana seré una adulta, estaré bien. Estaré bien.
martes, 17 de febrero de 2015
jueves, 12 de febrero de 2015
Imagina
Imagina esto. Dentro de diez años, estás sentada en una casa grande, con cercas blancas y columpios en el porche. Hace diez años juraste que estarías viviendo en una gran ciudad con él a tu lado pero algo pasó en el camino y viste desintegrarse a esos planes en la palma de tus manos. Miras el amanecer y miras la puesta de sol y te preguntas si él está ahí en algún lugar en el otro lado del planeta como prometió. "Voy a irme de aquí", dijo, "no importa cómo lo haga o a dónde vaya, voy a irme."
Imagina esto. Dentro de veinte años, vas a encontrar tu primera cana. Sin dudas vas a tener ese ataque de pánico de mediana edad que todo el mundo parece obligado a tener y te vas a tallar los ojos y superarlo. Tu vida es bastante estable ahora: buena, calmada, como si finalmente tuvieras todo descifrado. "Me estoy volviendo vieja", te quejas. Y en algún lugar, en el fondo de tu mente, te preguntas si él está envejeciendo también.
Imagina esto. Dentro de cincuenta años tu cabello es como la nieve (si es que tienes). Tu bastón es tu nuevo mejor amigo y los recuerdos parecen salir y entrar de tu cabeza como las nubes en el cielo. La mayoría de los días empieza a dolerte cuando respiras. Es en estas ocasiones, cuando tu pecho se siente pesado y te tienes que sentar, que lo recuerdas. Piensas cuán verdadero es que no olvidas a las personas que has amado cuando eras joven. Tal vez no recuerdes el clima de ayer pero recuerdas la brisa del verano de hace cincuenta años y que se estaba quejando por tu cabello en su rostro. "Me pregunto si es feliz", dices, y la gente lo confunde con divagaciones sin sentido. "Espero que haya encontrado lo que estaba buscando".
Imagina esto. Dentro de veinte años, vas a encontrar tu primera cana. Sin dudas vas a tener ese ataque de pánico de mediana edad que todo el mundo parece obligado a tener y te vas a tallar los ojos y superarlo. Tu vida es bastante estable ahora: buena, calmada, como si finalmente tuvieras todo descifrado. "Me estoy volviendo vieja", te quejas. Y en algún lugar, en el fondo de tu mente, te preguntas si él está envejeciendo también.
Imagina esto. Dentro de cincuenta años tu cabello es como la nieve (si es que tienes). Tu bastón es tu nuevo mejor amigo y los recuerdos parecen salir y entrar de tu cabeza como las nubes en el cielo. La mayoría de los días empieza a dolerte cuando respiras. Es en estas ocasiones, cuando tu pecho se siente pesado y te tienes que sentar, que lo recuerdas. Piensas cuán verdadero es que no olvidas a las personas que has amado cuando eras joven. Tal vez no recuerdes el clima de ayer pero recuerdas la brisa del verano de hace cincuenta años y que se estaba quejando por tu cabello en su rostro. "Me pregunto si es feliz", dices, y la gente lo confunde con divagaciones sin sentido. "Espero que haya encontrado lo que estaba buscando".
miércoles, 11 de febrero de 2015
Mucho más grave
Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo y eso en verdad no es nada extraordinario tú lo sabes tan objetivamente como yo.
Sin embargo hay algo que quisiera aclararte, cuando digo todas las parcelas no me refiero sólo a esto de ahora, a esto de esperarte y aleluya encontrarte y carajo perderte y volverte a encontrar y ojalá nada más.
No me refiero sólo a que de pronto digas voy a llorar y yo con un discreto nudo en la garganta: bueno llora, y que un lindo aguacero invisible nos ampare y quizá por eso salga enseguida el sol.
Ni me refiero sólo a que día tras día aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades o que yo pueda o creerme que puedo convertir mis reveses en victorias o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.
No, la cosa es muchísimo más grave.
Cuando digo todas las parcelas quiero decir que además de ese dulce cataclismo también estás reescribiendo mi infancia, esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes y los solemnes adultos las celebran y tú en cambio sabes que eso no sirve, quiero decir que estás rearmando mi adolescencia, ese tiempo en que fui una viajera cargada de recelos y tú sabes en cambio extraer de ese Páramo mi germen de alegría y regarlo mirándolo.
Quiero decir que estás sacudiendo mi juventud, ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos, esa sombra que nadie arrimó a su sombra y tú en cambio sabes estremecerla hasta que empiecen a caer las hojas secas y quede la armazón de mi verdad sin proezas.
Quiero decir que estás abrazando mi madurez, esta mezcla de estupor y experiencia, este extraño confín de angustia y nieve.
Esta bujía que ilumina la muerte, este precipicio de la pobre vida.
Como ves es más grave muchísimo más grave porque con estas y con otras palabras quiero decir que no eres tan solo el querido muchacho que eres sino también los espléndidos o cautelosos hombres que quise y quiero.
Porque gracias a ti he descubierto (dirás que ya era hora y con razón) que el amor es una bahía linda y generosa que se ilumina y se oscurece según venga la vida.
Una bahía donde los barcos llegan y se van.
Llegan con pájaros y augurios y se van con sirenas y nubarrones, una bahía linda y generosa donde los barcos llegan y se van.
Pero tú
Por favor
No te vayas.
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