sábado, 16 de septiembre de 2017

Cartas

Escribe una pequeña carta para tu yo del pasado y futuro. 

Jane del pasado: entiendo ahora porque hacías lo que hacías. Siempre pensaba que jamás podría perdonarme a mi misma, pero ir a terapia me ayudó a comprenderte completamente. Fuiste tan fuerte y sufriste en silencio, apenas y entiendo cómo es que sobreviviste. Sola, en ese cuarto de paredes blancas que parecía consumirte por completo, te hiciste mucho daño, querías matarte y por poco lo logras. Me alegro de que ya no estés aquí pero me alegro de que hayas pasado por todo eso. Me hiciste más fuerte, me hiciste entender la naturaleza humana, el amor propio. No tengo rencores contra ti. Solo puedo decir gracias.

Jane del futuro: no dejes que la soledad te consuma las entrañas. Piensa diario en lo afortunada que eres, piensa en tus amigos, en tu familia, en tus pacientes, en la alegría de la risa de los niños, en sus ojos que brillan de felicidad cuando entienden algo que les explicas. Tú naciste para ayudar, nunca lo olvides. Y si necesitas tomarte un tiempo e irte lejos para recordarlo, está bien. Espero que sigas siendo libre en espíritu, que no dejes que nadie te enjaule, que tu corazón sentimental siga latiendo al ritmo de las palabras que se desbordan con cada momento nuevo. Mantente aventurera, mantente alegre y sigue riendo sin piedad, por favor usa pelucas más seguido, sal a bailar y besa a cuantos desconocidos puedas. Está vida no se repite. Quizá ahora tengas 36 y estés leyendo esto, quizá 27, quizá 46. Ve y diles a todos cuanto los amas, ve y encuentra el amor.  No te rindas, tú naciste para ayudar, para amar, para escribir. La soledad es tu compañera, no tu enemiga.

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