A veces olvido que llevo a una niña conmigo, y no me refiero a que estoy embarazada, sino a la niña que un día fui.
A veces me olvido de protegerla, porque sé perfectamente que muchas veces me pongo en situaciones donde va a resultar herida, y aún así, no hago nada al respecto.
Si no puedo respetarla, entonces, ¿qué me queda?
Ir por la vida aceptando malos tratos, pedazos de cariño, manipulaciones y diciendo que sí a cualquier cosa...
eso no está bien.
Mi corazón se entristece al saber que a veces me olvido de que un día dije "nunca voy a dejar que me traten así.." y, ¿ahora?
No soy desechable, no soy algo que puedes buscar cuando las demás opciones se agotaron, plato de segunda mesa, muñeca de trapo.
Mi cuerpo es sagrado así como mi amor, y ya no puedo seguir cometiendo el mismo error, ya no puedo seguir tomando las llamadas que acontecen después de las 12 y arrepentirme al día siguiente. Soy más que un par de piernas que se abren con palabras bonitas, soy más que besos sin sentido, caricias que no significan nada.
Por respeto a la niña que un día fui, ayer, hoy y mañana seguiré diciendo que no.
No más lágrimas del día siguiente.
No más sentirme vacía.
A fin de cuentas ella me acompaña, y merece ser amada,
amada de verdad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Todo lo contrario a mi conejito interno, él me hace bullying hahaha pero lo conciento demasiado también haha, buen día.
Publicar un comentario