Cuando tenía 14 años o quizá menos, fui a una fiesta en la plaza, y me dije "¿cómo rayos le hace esta gente?", me sentía tan lejana, tan apartada, me creía mejor que todos, pensaba en cómo mis papás podían ser felices en un pueblo tan pequeñito como tú. Crecí, me mudé a una hora de distancia, pero la ciudad tampoco se sentía como mi hogar, así que tuve que regresar a ti en cuanto terminé la universidad.
Cuando era una niña, una adolescente, incluso una adulta, iba por la vida diciéndole a la gente cuánto te odiaba, cuánto quería irme de ti, lejos muy lejos. Y a veces la vida es graciosa y te dice, "'¿ah sí?, pues vamos a ver"
Y hace un año la vida me dio un regalo:
al fin entendí la magia de la que todos hablaban, al fin comprendí porque la gente llega y no quiere irse de ti.
son tus amaneceres llenos de paz
es la gente que llega y se convierte en amigos, en familia
son las conversaciones en la playa, bajo las estrellas
es nadar en la madrugada sin ropa
son los atardeceres nadando y agradeciéndole al universo por todo lo bueno
es poner un negocio y prosperar
es encontrar al amor un día mientras bailas
es mi familia
es caminar por la calle hablando o pensando en lo mucho que quieres ver a alguien y que de repende aparezca
es escribir cada día mis deseos y susurrárselos al viento
es visitar a mis papás y abuelos
son las noches de fiesta y diversión
es entrar al mar y darte cuenta un día, de que eres el paraíso mismo, lo que Dios creó hace muchísimo y ahora disfrutas.
Mi san pancho bonito, te voy a extrañar, pero no me iré por mucho, y sé que siempre estarás aquí esperándome con una invitación para nadar y caminar y escribir mientras observo la naturaleza.
Gracias por tanto, ahora con firmeza puedo decir que estoy enamorada de ti y todo lo que me ofreces. Y ahora con certeza sé que puedo irme y pensar en ti con una sonrisa.
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