Casi dos años después por la pandemia, me fui a Guadalajara de nuevo, acompañada de mi novio, porque tenía mi cita para sacar mi visa para USA.
Nos hospedamos cerca del consulado y la primera noche apenas y puedo dormir; siento frío, uno que me cala en los huesos y la cabeza me explota, se siente una presión increíble en mi cráneo.
Estoy nerviosa, no puedo creer que pronto voy a saber si puedo ir a visitar a mis amigos en Oregón, si puedo conocer New York, ir a Ver a Haim, y sobre todo, visitar a Taylor.
Mi cita es el lunes por la mañana. Me formo en una fila que parece ser eterna, y ni siquiera puedo medir el paso del tiempo, no tengo reloj, ni celular, ni nada, excepto un montón de papeles en la mano. Cuando menos lo espero estoy por llegar al final, "esto es todo, es el momento decisivo", pienso durante todo el tiempo en lo afortunada que soy por tener esta oportunidad, que pase lo que pase, estaré agradecida.
Llega mi turno y ahí está: una ventanilla pequeña y dos preguntas: ¿por qué quieres ir a USA?, ¿a qué te dedicas?, digo solo la verdad. Espero y el tiempo no pasa, y mi mente no tiene idea de a dónde ir.
"Su visa ha sido aprovada"
Wow, shock, ¿qué?, ¿es de verdad?, ¿esto es un sueño o la realidad?
Salgo con un papelito en la mano que cambia mi vida en un instante, ahora puedo hacer lo que siempre soñé, ahora el mundo se abre con mil posibilidades más.
Wow, un sueño hecho realidad. Gracias vida.
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