A las 2 de la mañana la fiesta seguía
mientras yo me iba a casa, sola.
La música de banda retumbaba a mis espaldas
los restos de la fiesta en la calle:
basura por doquier, botes de cerveza, bolsas vacías.
A las 2 de la mañana llegué a casa
y mi novio esperaba dormido en la cama
con los brazos abiertos, como una invitación.
Entro al mundo de los sueños y no quiero salir.
Puse la alarma a las 7am
Una
Dos
Tres veces la apagué hasta que se hicieron las 9.
Salí de la cama y me vi en el espejo:
“Ah, mira esta cara que he visto cambiar durante toda mi vida”,
“Ah, cuándo será que se me notarán los años, cuándo me saldrá una arruga y cuánto lloraré al sentirme vieja”
“Ah, pero no tengas estos pensamientos a esta hora y sin haber dormido lo suficiente, déjalo para otro día”
Me visto, me peino como puedo y salgo a la realidad.
Voy desvelada al trabajo,
me compro un café lo menos cargado posible.
Se hacen las 10am y un nuevo día, una nueva vida comienza, otra vez.
1 comentario:
Al jale, no hay de otra.
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