Jueves por la noche, todo está bien, excepto que tienes esa mirada en tus ojos.
Cuando estoy diciendo una historia y te parece aburrida, estás pensando en algo que decir, sigues y lo dices y me humillas delante de nuestros amigos.
Entonces yo usaré la voz que te parece irritante y diré algo como "qué comentario tan inteligente cariño, ¿por qué mejor no te tomas otra cerveza?"
Entonces me dices idiota y todos con los que estamos se sienten avergonzados, y a mi no me importa una mierda.
Dices que debí haber comido muchos limones, porque estoy amargada, digo "preferiría estar con tus amigos, porque son más atractivos".
Sí, fue infantil y tú te pusiste agresivo, y debo admitir que estaba un poco asustada, pero me estremece molestarte.
Tu rostro está pálido, porque te fuiste y te embriagaste, ¡qué sorpresa!, no quiero ni mirarte, porque me haces enfermar.
Fuiste y te enfadaste con mi entrenador, apenas me lo asignaron ayer. Ay dios, no puedo estar molesta por esto.
Bueno, lo dejaré pasar hasta mañana, y no prenderé la calefacción a propósito. Y dios, espero no estar estancada con esto.
Las huellas de mis dedos se aferran a las grietas que hay en nuestro suelo,
y sé que debería dejarlo ir,
pero no puedo.
Y cada vez que peleamos sé que no está bien,
cada vez que te molestas y yo sonrío,
sé que debería olvidarlo pero no puedo.
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