Quise pedirme perdón pero las palabras que estaban en mi cabeza se encontraban en prisiones y no encontraban una manera de escapar, de liberarme.
Recordaba aquel verano como el más oscuro y triste de mis días, y lo peor era pensar que justo un año antes había sido tan feliz.
Supongo que simplemente estaba cumpliendo un ciclo, un círculo sin fin que se reía en mis narices.
Supongo que simplemente estaba cumpliendo un ciclo, un círculo sin fin que se reía en mis narices.
Y tú, tan lejos de mí, lo único que sabía con certeza era que nos separaban millones de obstáculos, y yo hubiera hecho hasta lo imposible por superarlos todos, por escalarlos, o derribarlos, incluso hubiera cavado pozos con mis propias manos, todo con tal de salir y verte ahí, con las llaves en tus manos.
Pero el viento te llevó, te arrastró hacía un camino que nunca logré comprender y yo me quedé en medio de aquella tormenta, preguntándome si algún día las nubles negras cambiarían su color, o si el viento terminaría por traerte de vuelta.
No tuve oportunidad de decirte adiós, de despedirme y decir todas las palabras que mi corazón atesoraba y guardaba en un cajón con tu nombre escrito en él.
Tú ausencia llegó y los días de verano me quemaron, ya no disfrutaba del sol, sino que sentía como todo alrededor se convertía en un incendio que terminaría por expandirse y me alcanzaría.
Quise pedirme perdón, por el tiempo que pasé extrañando a un recuerdo, por los días que perdí, por los momentos que no sucedieron y los recuerdos que simplemente no existieron.
Me encerré, puse llave a todo lo que tenía cerradura, incluso a mi corazón.
Y la soledad se convirtió en mi amiga, en mi eterna compañera, y yo, era la reina de la desgracia.
Si pudiera volver atrás me diría "lo siento", casi a gritos, por todo el sufrimiento innecesario, por la juventud que desperdicié, por el verano que prometía cosas hermosas y se mostraba alegre y yo terminé despreciandolo, por los chicos que no conocí, por las amistades que acabaron.
Nadie nunca sabrá que sigo pensando en ti, que aquellos días llenos de sufrimiento vienen a mí cada día para recordarme, casi como un susurro, que el dolor está dentro de mí, que un día te fuiste y que desde entonces no has vuelto a aparecer, ni siquiera como una visión en medio del desierto.
Nadie adivinaría que aún anhelo aquellos días, en donde todo alrededor me hacía sentir algo: miseria, desprecio, tristeza.
No es justo que te fueras así, que dejaras las palabras que tienen el poder de liberarme encarceladas y te llevaras la llave.
Espero que un día los vientos calurosos de un verano te traigan de vuelta, abras la puerta, me veas ahí y entonces mis palabras saldrán casi como mil mariposas disparadas en todas direcciones: seré libre, las nubes volverán a ser azules, los vientos no vendrán a robar las cosas que amo y el sol ya no provocará incendios en mí.
*Inspirado en "Días de verano" de Amaral
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