Compadezco a la
mujer que te ame cuando yo ya no esté.
Ella aparecerá
en su primera cita con un recogedor y una escoba, lista para recoger todas las
piezas en las que te habré dejado.
Ella escuchará
mi nombre tan a menudo que empezará a causarle hoyos.
Allí es donde
las dudas crecerán.
Ella mirará tu
cuello, tus pequeñas caderas, tu boca, preguntándose la manera en que yo te
tocaba.
Ella dirá todas
las promesas que un día yo dije y algunas que nunca pude pronunciar.
Ella escuchará
solamente las historias malas.
Cómo bebí.
Cómo mentí.
Ella se
preguntará (como yo lo he hecho) como alguien tan maravilloso como tú pudo amar
a un monstruo como la mujer que estuvo antes que ella.
Aun así, ella
competirá con mi fantasma.
Ella
comprenderá porque no miras al fondo de tu closet.
Porque le
tienes miedo a lo que está bajo tu cama.
Ella sabrá que
cada rincón de ti está embrujado por mí.
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