Recuerdo cuando tenía 8 años y vi cómo le ponían un pañal a mi abuela enferma, mis pensamientos en ese momento fueron "jamás quiero llegar a ese estado".
Cuando estaba en la universidad visité un asilo por primera vez, fue una experiencia grata pero juré no regresar, pues estar ahí solo me recordó aquello que tanto temo: envejecer.
Y esta mañana rumbo al trabajo, con el camión lleno, y un montón de ancianos, hubiera querido bajarme pero ya se me hacía tarde.
Una señora me miró con sus ojos llenos de amor, y el pensamiento fue automático:
no quiero envejecer,
pero contigo lo haría.
imaginar una vida juntos no me da miedo,
porque el paso de los años no nos convertirá en un árbol débil que se rompe al primer viento.
Tu y yo: seremos el roble más majestuoso que esta tierra haya visto: fuerte, sabio, pero sobre todo:
lleno de amor,
hasta la raíz.
lunes, 1 de abril de 2019
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