1. Lo que piensan los demás: desde que tengo memoria, he querido cumplir con las expectativas que los demás han creado alrededor de mi persona. Toda la primaria saqué dieces, toda la secundaria, toda la prepa. Si saqué un 7 en la universidad, fue porque la maestra era la peor del mundo (de verdad), pero en general, yo quería ser la alumna ejemplar. Siempre me portaba bien, obedecía a mis papás, la única vez que los vi enojados conmigo fue cuando me sentaron para decirme que estaban muy decepcionados porque se habían enterado de que yo tenía novio (y apenas tenía 12), así que al día siguiente fui con ese muchacho y le dije "terminamos". Entré a la universidad porque debía de hacerlo, y cuando les dije a mis papás que quería salirme de la carrera lo único que dijeron fue "pero si ya vas a la mitad, ¿qué más da?", así que la terminé, y conseguí empleo justo al salir. Cuando dejé ese empleo para irme a GDL, y no encontré nada, mi mamá rápidamente me dijo, "bueno, ¿ahora qué vas a hacer?", hasta que empecé a trabajar de nuevo, me sentí cómoda. El querer hacer felices a los demás, el querer siempre estar a la altura de lo que se espera de mí es algo que siempre he hecho, y me cuesta trabajo dejar de hacerlo. Ahora, sé que lo que mis papás esperan es que me case, que encuentre a un hombre y me solucione la vida. Pero, ¿y si no hay nada que solucionar?, ¿y si quiero estar sola?, quizá sea tan simple como saber que la razón por la que no dejo de buscar el amor es porque es lo que se espera de mí, a mis 26 años soy la única de la familia que no se ha casado o que no tiene pareja.
2. Las ideas e ideales que ya no me cuadran: esto obviamente tiene que ver con lo que ya acabo de decir en el punto anterior. Sé que la idea de la felicidad es: casarme, tener un hijo y construir una familia feliz, pero eso no es lo que quiero. Sé que la idea de una mujer ideal es una de buen cuerpo, inteligente, y buena en la cama, pero yo quiero ser más que eso. Y sé que el hombre ideal no existe, pero lo sigo buscando.
3. Mis miedos: tengo dos miedos, al rechazo y a la soledad. Y ya los trabajé hace tiempo en terapia pero aún así están bastante marcado en mí. Como dije, siempre estoy en la búsqueda de una aventura, de un nuevo amor, y no hay nada peor que sentirme rechazada, solo para seguir rogando por atención.
4. Mi ansiedad. La ansiedad ha estado presente en mi vida desde que era una niña, y siempre le eché la culpa a mi abuela, yo decía "mi abuela es ansiosa y por eso yo lo soy", después me di cuenta de que mi mamá también sufre ansiedad de vez en cuando, y eso solo lo hizo aún más normal. Sé que no puedo cambiarlo y debo vivir con ella, pero quiero aprender a relajarme.
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