No soy una persona religiosa, pero un día lo fui, ya hablé de eso antes, estoy tratando ahora de encontrar un balance: entre lo que he vivido hasta ahora, lo que he aprendido, y las ideas que se han formado en mi cabeza. He estado leyendo mucho, más de lo que había leído en los últimos 2 - 3 años, y he aprendido también mucho, y algo que está dentro de mí pero aún no sé cómo darle un nombre, una forma o un espacio en mi vida es Dios.
No voy a mentir, por mucho tiempo la simple idea de que un Dios existía me parecía por completo ridícula, me nombré a mí misma atea y eso fue todo, no más cuestionamientos acerca de nada más: mi vida siguió bastante bien. Pero, desde julio, una búsqueda y un despertar han acontecido en mi vida, quiero comprender, quiero ser lo mejor que pueda, quiero volver a creer.
Pero es difícil, todos los días me levanto queriendo darle las gracias a algo, y por las noches, intento rezar pero no me sale. ¿Cómo lo hacía antes?, ¿qué debo de hacer?
No me voy a meter a ninguna religión, eso lo tengo claro, pero sí quiero tener por lo menos alguna base, y me siento ahora tan perdida. Pero estar perdida solo quiere decir que en algún momento, voy a encontrar el camino... Y aquí es donde hoy justamente se me vino a la mente algo que hace ya casi un año dije que haría y había olvidado por completo: hacer el camino de Santiago, porque claro, leí el libro de Paulo, pero más que por eso, porque uno de mis mejores amigos lo hizo y regresó contándonos sus experiencias maravillosas, entonces, pensé que sería buena idea hacerlo una vez que cumpliera 30, junto a mi papá, y aún me quedan 3 años más, sí, pero justo hace rato no podía dejar de pensar en lo mucho que quiero hacer este camino, tal vez ahí encontraré mis respuestas, tal vez ahí se reafirmarán o crearán nuevas creencias. Quién sabe...
Por ahora solo queda esperar y saber que la revolución que acontece dentro de mí, me obliga cada día a cuestionar todo lo que sé, todo en lo que creo, y todo en lo que me quiero convertir.
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