Así que,supongo que debería contar la historia de cuando me volví una total zorra, ok, no es para tanto, pero de verdad esa noche cambió mi vida por completo y no sé quién sería hoy de no ser por ello.
Ok, todo empezó unas semanas antes, era 2016, yo estaba en mi primer año de la universidad y creí que iba a quedarme con mi novio -mi primer novio, para siempre. Habíamos estado juntos por dos años, habías terminado una vez pero regresamos pronto, y según yo, estábamos mejor que nunca: el sexo era bueno, nos llevábamos bien y siempre salíamos o al cine, o a comer, o algo.
Yo estaba empezando con clases más pesadas: entrevista, teorías de la personalidad, y tenía maestros exigentes, también recién había empezado a cambiarme de salones y de compañeros, la vida era un caos, pero yo la amaba.
Tenía una rutina que seguía a la perfección: iba a clases y al salir mi novio lo esperaba o yo a él, y nos íbamos a mi casa juntos, donde se pasaba la tarde a mi lado.
Bueno, era una tarde y yo estaba en la biblioteca esperándolo y no llegaba, y se hacía tarde y yo tenía hambre. Le llamé una y otra vez, y nada, le mandé mensajes y nada.
A veces aún pienso en el dicho que dice "piensa mal y acertarás", porque en ese momento, sola y esperándolo, me pregunté si estaría con otra chica, por supuesto, descarté el pensamiento casi instantáneamente, pero luego se me ocurrió la idea que cambiaría el curso de mi vida: me fui a buscarlo por toda la escuela, y para mi buena suerte, lo encontré bastante rápido, en el edificio de enfrente, besando a otra chica.
-¡Es solo una amiga! -me gritó mientras yo salía corriendo, de la manera más dramática que se puedan imaginar, él salió corriendo tras de mí.
-¡No me sigas! -le dije una y otra vez.
Llegué a mi casa y ahí estaba, justo cuando cerré la puerta, él tocó una y otra vez, pero no lo dejé entrar. Sentí como si alguien me hubiera pateado el estómago veinte, cien veces. Mi novio, mi maravilloso novio me había engañado. Y los dos años que había pasado junto a él, simplemente no habían servido de nada.
Años antes, cuando hablaba con mis amigas en la prepa, todas hicimos la promesa de que si alguien nos ponía el cuerno, no le daríamos una segunda oportunidad, y yo quería ser fiel a mi promesa.
Lo primero que hice después de llorar por horas, fue levantarme, darme un baño y llamar a mi mamá.
-¿Qué dices?
-Me engañó.
Esa noche viajé de la ciudad a mi pequeño pueblo natal y lloré junto a mi mamá mientras comíamos helado.
Dejé de ir a la universidad por dos semanas. Me quería morir, tenía llamadas perdidas de mis amigos, de mis compañeros de clase, y tenía a mi mamá a un lado preguntándome cada día: "¿qué vas a hacer ahora?", yo sabía lo que tenía que hacer: volver a la escuela, pero ni mi cuerpo ni mi mente estaban listos.
Y así, llegamos a la noche que cambió mi vida y me convirtió en una... player? maneater?
No lo sé, el caso es que quedé con mis amigas de la prepa, para actualizarnos en nuestras vidas. Éramos las 5 inseparables: Vanessa, Ilse, Anally, Esty y yo, Julia.
Fuimos primero a un bar, nos tomamos unos tragos y yo -para nada acostumbrada a tomar alcohol, ya me sentía mucho más ligera.
-No sé qué estoy haciendo de mi vida -empecé -mi novio me engañó, estoy estudiando algo que no me apasiona y no tengo ni idea de que quiero.
Todas me abrazaron mientras pedían más shots.
Luego de un rato nos aburrimos, caminamos un rato y terminamos en un karaoke, donde canté mi usual, "la planta".
Esa noche aún es un recuerdo más o menos borroso, entre tanto alcohol, risas y llantos compartidos.
Se hizo tarde y todas teníamos que regresar a casa, yo vivía con Etsy, Vanessa e Ilse vivían juntas y Anally vivía con su mamá, pero todas en la misma zona de la ciudad, así que compartimos uber.
Eran casi las 3am y entre mi borrachera y mis ganas de olvidarme de mi ahora ex-novio, dije en voz alta:
-¿Y si le hablo a Alfred?
Todas, casi gritándome en los oídos, dijeron que sí.
Alfred era un ex-amor de la prepa, que se la vivió diciéndome mil veces que yo era la chica más maravillosa del mundo. Alfred estaba estudiando medicina, y era un sábado en la madrugada, así que yo supuse que era lógico que estaría despierto.
-¡Shhhh! -les dije a todas mientras mi celular timbraba, esperando su respuesta.
-¿Julia? -contestó él y a todas se nos escapó una risita.
-¿Te desperté?
-No, estaba despierto, solo se me hace raro que me llames a esta hora, ¿todo bien?
-Sí, sí, todo bien, solo me preguntaba si tú... -miré a las demás, que estaban tan emocionadas como yo -me preguntaba si tu quieres ir a mi casa.
-¿Ahorita?
-Bueno, llego como en 20minutos.
-Ok.
-Ok.
Bip, colgamos. "wow, eso fue fácil", pensé, y las demás gritaron tan alto como sus pulmones les permitieron.
Cuando llegué a casa junto con Esty, Alfred ya me estaba esperando afuera, me moría de vergüenza, pero el alcohol en mí fue más poderoso, lo invité a pasar, Esty fue dormirse y yo, empecé a besar a Alfred incluso antes de entrar a mi cuarto.
-Quítate la ropa -le dije.
Él no podía creer lo que estaba pasando, lo supe porque me miraba y me tocaba como si fuera la única chica que existiera en el planeta. Fue lindo.
Tuvimos sexo hasta que amaneció y el dijo que tenía que irse a trabajar.
Lo despedí con un beso más, y una sonrisa.
Hasta hoy en día, aún suelo ver atrás y recordar, que a partir de esa noche, el sexo pasó a ser algo no "sagrado", yo me convertí en la "Samantha Jones" del grupo, y aunque es obvio que no olvidé a mi ex instantáneamente, sí me ayudó a quitármelo de la mente poco a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario