Esta es una historia sobre el control.
Cuando Mindy cumplió 17 años, un día decidió que quería tener novio, más que nada porque estaba aburrida y veía como todo el mundo estaba enamorado, y ella también quería estarlo, quería el amor más que nada en el mundo, así que con ayuda de dos de sus mejores amigas arregló una "cita".
Sus amigas le dijeron que esperara a la salida de la prepa porque el chico estaría ahí, y juntos se irían caminando hasta casa de Mindy y así tendrían tiempo para platicar y conocerse.
Pero Mindy no sabía cómo hablar con chicos, no sabía que decir y estaba tan nerviosa que practicamente no dijo nada en todo el camino, pero aún así supo que ese chico se convertiría en su novio, porque era encantador y porque sabía hablar y escuchar lo poco que ella tenía que decir.
Así, Mindy tuvo finalmente su primer novio con 17 años.
Y se sintió aliviada, porque en el fondo se su mente había un guión que debía de seguir: sus papás habían empezado su relación cuando su mamá tenía 17 años y se habían casado al año siguiente, y ella, aunque inconscientemente, quería repetir la historia.
Pero al año siguiente en vez de recibir un anillo de compromiso como había soñado por meses, recibió la noticia de que su novio ya no quería estar con ella.
Lloró como Magdalena, y pensó que el mundo había dejado de girar, pensó que jamás se recuperaría de un amor tan grande cómo aquel, y sobre todo, pensó que era una fracasada porque no repetiría la historia de amor de su madre.
Así que Mindy volvió a verse más con sus amigas, que poco a poco la ayudaron a darse cuenta de que aquel chico no era el indicado como ella creía con fervor, ¡ni siquiera tenían nada en común! Y su voz volvió a ella poco a poco, y se sentía más cómoda hablando con el sexo opuesto, más cómoda saliendo de fiestas y disfrutando. Su idea del amor seguía estando ahí, en el fondo de su mente, pero estaba domada, esperando el momento indicado para volver a salir de la oscuridad.
Hasta que un día caminando por la universidad vio a su ex novio con una nueva chica. AY, pensó, ¿CÓMO PUDO OLVIDARSE DE MI TAN RÁPIDO?, y trató de mantener el control porque estaba rodeada de gente pero no pudo hacer otra cosa más que caminar rapidísimo a la biblioteca y encerrarse en un baño a llorar. ¿Cómo pudo ser tan tonta?, obviamente aún estaba dolida y aún quería casarse y ser feliz, y ¿cómo lo iba a lograr sin tener novio?, y ahora su ex ya no era una opción, quizá en el fondo se había hecho a la idea de que un día regresarían, y ahora esa posibilidad ya no existía.
Lloró por días, desconsoladamente y no salió de su cuarto ni habló con nadie. Mindy se sentía fuera de control, así hizo lo único que se le ocurrió para sentirse mejor: dejar de comer, y lo poco que comía lo vomitaba.
A veces le mandaba mensajes a su ex y después de arrepentía, se iba a la alacena y se devoraba una bolsa de papitas que después iba a al baño a vomitar.
No sabía por qué pero eso la hacía sentir mucho mejor, se sentía en paz al tener una parte de su vida bajo control.
Poco a poco los demás comenzaron a notar que algo no estaba bien con ella, y se preocuparon pero nadie sabia cómo ayudarla, ¿qué podían hacer?, ¿qué podrían decirle para que se sintiera mejor?, ¿cómo apoyas a alguien que no quiere recibir ayuda?
Mientras tanto Mindy se sentía más y más aislada del mundo. Más sola con su dolor, y sin ganas de hacer nada, ya no quería ir a la escuela, ya no podía comer ni aunque quisiera porque su cuerpo no lo aceptaba. Se sentía como dentro de un pozo sin salida.
Y aunque quizá muchos piensen que el final de esta historia es que Mindy encuentre otro amor, la verdad es que no fue así, sino todo lo contrario:
Mindy fue al hospital muchas veces, acompañada de sus papás que esperaban en silencio con ella, solo para darse cuenta de que su problema con la comida no era físico, sino psicológico. Y así fue como el camino hacía la recuperación empezó, con terapia. Y aunque no fue fácil encontrar a una psicologa que la convenciera y la ayudara, el proceso valió la pena porque descubrió que muchos de los sentimientos que estaba teniendo ni siquiera le pertenecían, sino que estaban ahí porque su mamá no había podido procesarlos antes. Estaba atrapada en una historia donde ella no era la protagonista, y se dió cuenta de que si quería volver a tener el control de su vida, debía dejar ir muchas cosas, soltar las riendas y dejar que el mundo la sorprendiera, en lugar de pensar que sino encontraba a un hombre en las próximas 24 horas estaría condenada.
Mindy cumplió 21 años toltalmente recuperada de su anorexia y bulimia, comprendió que el amor le llegaría cuando fuera el momento y que no tenía que apresurarse ni buscarlo en todas partes, y mucho menos aceptar a cualquier chico en su vida solo por estar aburrida.
To be continued...
1 comentario:
Carajo pus sí, o sea ya mejor hacer lo que uno quiera y ya llega el momento después, en serio es más chido así, pobre Mindy, por eso no puedo escribir libros yo, ni novias he tenido, puras relaciones esporádicas y si está pensando que soy un cerdo superficial, estoy totalmente de acuerdo pero pues es que son 2 puntos de vista, o ser así y no darle importancia a las cosas como soy o ser Mindy y llorar y medio matarse todos los días viviendo la vida, mejor vivirla que sufrirla, y perdón si mi comentario es fuera de lugar u ofendo, es sólo un punto de vista de un conejito tonto y superficial... Eso sí, qué buena vida he vivido, no me quejo de algo, si muero mañana hice lo que quise. Me gustaría tener una barita mágica para simplemente darle felicidad a la gente. En serio, tenga buen día y viva la vida.
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