Tefi ha estado con su novio durante dos años, a veces el tiempo le parece eterno, a veces a penas un abrir y cerrar de ojos. Tefi anheló durante toda su vida tener una relació real, encontrar a un hombre que la quisiera con todo su corazón, y que se lo demostrara, no solo con palabras bonitas, sino con sus acciones, alguien que no se aburriera de ella a los meses, como muchos lo habían hecho antes. Y ahora que finalmente lo tenía, se preguntaba, bueno, ¿y ahora qué?
Había tenido la sensación muchas veces de que nada en la vida era lo suficiente, de que siempre iba a tener que querer un poco más, y durante el primer año con su novio se sintió de verdad feliz, de verdad enamorada, había cosas, como todo que no le gustaban del todo, pero que había aprendido a entrecerrar los ojos y dejarlo pasar, a final de cuentas, sabía que ella tampoco era perfecta.
Pero el segundo año había llegado. Y también las dudas. Sobre todo después de haber leído un libro de Dolly Alderton que hablaba de cómo una chica prefería estar soltera porque se sentía más en paz que estando con su novio. Tefi, siempre buscando una señal divina en todo lo que veía, leía o escuchaba, lo tomó como algo personal.
¿Era feliz?, sí, la mayoría del tiempo era feliz, pero también a veces extrañaba su vida de soltería, aunque cuado lo pensaba a profudidad no quería verdaderamente estar soltera, solo quería atención de algunos chicos, quizá coquetear un poco, y ya. Tenía la sensación de que algo faltaba en su vida, pero no sabía qué. Pensaba en los tiempo en que se iba de fiesta todas las noches y conocía gente nueva que sabía que no volvería a ver, pensaba en lo mucho que extrañaba a Mauricio pero ahora no sabía ni siquiera cómo hablar con él. Sentía que sus vidas habían tomado caminos extremadamente opuestos: ella, comprometida totalmente a su trabajo, a su futuro y a su relación, y Mauricio a seguir en la fiesta, en el alcohol y descontrol.
Tefi finalmente se dio cuenta de que quería que todo fuera cómo antes, pero incluir a su novio. Y sabía que eso jamás sería posible. Tenía dos opciones: hacer las pases con su presente o vivir aferrada al pasado. No sabía qué hacer.