"Toda esa mierda loca que hicimos esa noche, esos serán los mejores recuerdos"
Hace unas semanas mi amigo Moy vino a visitarme a mi nueva casa, nos reímos un montón recordando cómo (según nosotros), solíamos tener noches salvajes y salir sin parar, hasta a punto de llegar todavía borrachos a trabajar. Mi novio no paraba de reíse de nosotros porque según él, no somos más que nerds que se sentían los más salvajes con horas de beber tequila mezclado con juguito y agua mineral.
La verdad es que mis early 20s estuvieron marcados por el alcohol, las fiestas y los chicos. Chicos que conocía por todos lados; en las fiestas, en los antros, amigos de amigos, conocidos, chicos de tinder, etc. Siempre intentando hacer algo, no podía quedarme quieta con mis pensamientos, los fines de semana eran para salir a baialr y terminar besándome con un extraño que al día siguiente sería un recuerdo borroso.
¿Lo extraño? Mmh...
Creo que solo extraño la sensación de aventura, las historias ridículas: cómo terminábamos en un hospital con un desconocido ensangrentado a las 2am, de cómo el coche se quedó parado en medio de la carretera con un trailer atrás y cómo dos de mis amgos tuvieron que empujando arriesgando sus vidas (o las de todos), las noches en las que me enamoraba en un par de horas y podía imaginarme mi vida entera al lado de estos desconocidos con los que vivía romances intensos y feroces que luego me dejaban más vacía y con ganas de no volver a salir nunca más.
Ahora mi vida es completamente diferente; AMO AMO AMO despertar antes de que el sol esté saliendo e ir a correr o al gimnasio, amo tener tranquilidad y paz con mi novio, no tener que buscar validación de los demás, o tener que tomar cantidades estúpidas de alcohol para sentirme menos inhibida, más interesante. E final de mis 20s se vio marcado por encontrar algo que siempre busqué afuera pero siempre estuvo adentro: el AMORRRR.
Hay incontables entradas en este blog de mí sufriendo por amor, tratando de descifrar si un chico quería algo serio conmigo o no, usando el sexo como arma de doble filo, usando sus excusas para sentir un poquito de lo que yo creía que era amor.
Y pues eso se acabó, es extraño, poder escribir y decirlo de verdad: que encontré un amor del bueno. Que sí, tiene defectos y también sus traumitas de la infacia que superar (como yo), pero que poco a poco estamos creando una vida juntos, un mundo, una realidad que sólo imaginaba en mis sueños.
Así que todas esas cosas locas que hice en mis 20s me llevaron hasta aquí, todos esos recuerdos los guardo en el corazón, me llenan de alegría y de risa, y me hacen pensar que todo valió la pena.