lunes, 20 de febrero de 2017

Nos encontramos otra vez

-¿Me extrañaste? -Preguntó
-No se puede extrañar algo que nunca tuviste.

Desearía poder olvidar, y se lo dije una vez que estuvimos a punto de decirnos adiós, le dije "ojalá que se me olvide que hoy te vi", pero ya pasó un día y aún tengo todo aquí en mi memoria, como una película que no para de repetirse. Las palabras que me dijo se me quedaron grabadas y no hay momento en el día en que no piense en ellas.
Soy débil, porque en cuanto lo vi sentado, cuando supe que él estaba también en aquella boda, en aquel lugar, me di cuenta de que iba a hablarle, aún incluso cuando me prometí que no volvería a dirigirle la palabra.

-Estás borracho - dije.
-Yo no, tú sí -contestó riendo.
-¿Será que algún día nos vamos a ver estando sobrios?

Y cuando la fiesta acabó, se acercó a mí y señaló mi cabello diciendo "¿por qué te hiciste eso?", y creí que iba a abrazarme ahí, pero no lo hizo, solo se río y yo dije "llévame a casa", tan cliché que soy, porque justo antes de llegar a mi casa le pedí que se detuviera y estuvimos ahí, en la playa, soportando el frío, abrazados, y sabía que iba a besarme, así que no me aparté, y se sintió como si todo el tiempo lejos no hubiera pasado.

-Tenía mucho sin verte -dijo después de besarme.
-Desde año nuevo.

Y yo de verdad no quería volver a verlo, no después de lo que hizo, no después de que se convirtió en uno del montón, uno de los tantos chicos que me ha hecho cosas hirientes, que me ha hecho llorar mientras todo alrededor seguía su curso.

-Te decepcioné -afirmó.
-Ya estoy acostumbrada.

Y me volvió a besar y yo no quería que el momento acabara nunca, hubiera querido que la madrugada se alargara por siempre, capturar el momento de alguna manera.

-No sé qué quiero -dijo después de un largo rato de silencio.
-¿Por qué me dices esas cosas?
-Es que contigo es fácil hablar, contigo puedo ser sincero.

Y recordé que en una de nuestras conversaciones, casi cerca de año nuevo, me contó acerca de sus amores pasados y el daño que le habían causado, y en ese entonces quería curarlo, quería hacer que todo su dolor se fuera...pero no me dejó.
Así que regresé al presente, y le repetí "llévame a casa", aunque por dentro hubiera deseado que me llevara a donde fuera, que escapáramos sin mirar atrás.

-No me mandes mensajes y no me hables -dije casi como una despedida.
-Te voy a invitar a salir.

Y eso fue lo último que dijo, aunque supe en ese instante que no era verdad.
Pero estoy aquí esperando, porque así soy, porque no voy a cambiar.

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