-Déjame decirte la mayor lección que he aprendido en la vida -me dijo alguna vez - quiero que recuerdo esto por el resto de tus días, quiero que te lo grabes.
"El amor no es una jaula", dijo a continuación.
-Quiero que entiendas una cosa, quiero que sepas que el amor es la energía más maravillosa que hay en el universo, puedes verla en los ojos de los niños, pero cuando creces, la gente, los libros, la televisión, todo eso nos bombardea con ideas que hacen que comencemos a dudar, y es entonces que el amor se va, que ya no forma parte de nosotros, y cuando ves a la gente mayor, adolescentes incluso y los miras a los ojos, puedes ver que el amor ya no está ahí, y si te preguntas a dónde se va, yo no lo sé, si pudiera iría a recuperarlo por ellos.
-No sé si te estoy entendiendo - dije entonces.
-Pero algún día lo harás, descubrirás que todo lo que ellos dicen, no son más que mentiras, descubrirás que puedes sentir amor sin ataduras, que puedes ser libre y dejar ser libres a los demás.
Tuvieron que pasar muchos años para finalmente entender de qué estaba hablando.
-Repítelo cuántas veces al día sea necesario hasta que te lo grabes por completo - dijo finalmente.
Y así lo hice, diariamente, en algún punto del día recordaba aquella frase y recordaba su rostro sereno al pronunciarla: "el amor no es una jaula, no. Es la promesa que haces cuando sales por la puerta, de que al final del día, si regresas es porque así lo decidiste y no porque las circunstancias te obligaron."
Y finalmente puedo entender que mi amor no es una jaula. Yo no soy una jaula donde los hombres que amo van a permanecer encerrados, yo no soy un castigo, una promesa de que las cosas serán diferentes y la decepción.
Yo abro las puertas, las ventanas incluso, dejo que se vayan si es que así lo deciden. Aquí nadie permanece si no quiere hacerlo.
Al final del día, quien regresa es porque así lo decidió, porque sus piernas, sus brazos y su corazón quiere permanecer a mi lado.
Me cansé, hice las cosas mal por mucho tiempo, pero finalmente aquella frase tuvo un sentido en mí, y algún día, yo también le diré a mi nieta, "ven, siéntate porque te diré la mayor lección que he aprendido en la vida..."
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