En esta tarde ventosa siento todo el dolor del mundo, las lágrimas se apoderan de mí aunque no lo quiera y me preparo para lo peor.
Me duele en el alma ver como una enfermedad, algo comenzó como un dolor, ha convertido a una de las personas que más amo en alguien irreconocible.
Siempre pasa así, ¿no?, las personas poco a poco se van perdiendo y de repente ya no queda ni rastro de ella, y todo lo que los demás pueden ver es el rostro de la enfermedad, se olvidan de lo que un día fueron, pero yo no lo he olvidado, recuerdo como hace apenas 1 año estábamos viajando en un autobús, viviendo aventuras maravillosas y riendo a carcajadas, y ahora...
Ya ni siquiera puedo soportar ver en lo que se ha convertido y todo por esa maldita enfermedad.
Y sé que las cosas van a ir de mal en peor, lo sé, simplemente puedo verlo en el contexto, en las circunstancias, en todos los que tiene a su alrededor.
Quisiera ser una persona más cálida, poder transmitirle todo este amor que tengo, pero no sé cómo.
A veces solo me quedo sentada ahí, viendo como con trabajo puede hacer las cosas que antes le parecían cosa de niños, a veces solo quiero que vuelva a ser la misma de hace un año.
Daría lo que fuera, daría mis años de vida para darle a ella unos cuantos más, regresaría el tiempo, el que fuera necesario y todo para advertir esta situación desde antes, pelearía con lo que tuviera que pelear, solo quisiera que esto no estuviera pasando.
Me preparo para lo peor,
porque lo peor forma parte de nosotros desde el momento en que nacemos.
En esta tarde ventosa solo puedo llorar y reclamarle al destino, al universo o a Dios...a quién sea que quiera escucharme.
jueves, 16 de febrero de 2017
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