jueves, 16 de marzo de 2017
Decir adios
Decirte adiós es lo más triste que voy a tener que hacer. ¿Como vamos a sobrevivir sin que estés?
Estoy mirando todas estas fotos, todos los momentos que pasamos juntas están repitiéndose una y otra vez en mi mente, como una película sin fin.
Nunca pensé que iba a tener que decirte adiós.
No a ti.
Eres lo mejor que me pudo pasar, la mejor abuela de este mundo, me atrevo a decir que de todo el universo.
Me lo dabas todo y siempre estabas dispuesta a dar todo por los demás, pensabas siempre en los otros antes de pensar en ti misma. Y sé que todo eso te hizo daño, se que al final sentías que ya no podías con tanto.
Y si yo pudiera ir atrás te abrazaría aún más, te llenaría de palabras que te hicieran saber lo mucho que te amo y que te amaré por siempre.
Es difícil. Todo esto, la irrealidad de saber que me voy a despertar cada día y sabré que ya no vas a estar para cocinarme, para regañarme cuando me quede a dormir en otros lados, para contarme que está pasando por tu mente.
No quiero olvidar nada, ni el sonido de tu voz o de tu risa, la manera en que me decías que por favor ya no me tatuara, que estabas enojada conmigo porque no te pedía permiso para hacer las cosas y luego tu sonrisa al dejarme saber que solo estabas bromeando.
Contigo compartí todo, zapatos, bolsas, ropa, maquillaje. Mi mamá dice que soy igualita a ti y sé que tiene razón; cuando más crezco más me doy cuenta de lo similares que somos.
Quiero ser como tú, estoy orgullosa de que me comparen contigo. No habrá persona más noble, más carismática, más amable y más buena para cocinar.
Ojalá en eso también me pareciera a ti, pero no, aunque estoy aprendiendo a cocinar, eso si.
Solo quiero que sepas, a donde quiera que hayas ido espero que ahora descanses de tanto sufrimiento y dolor, quiero que sepas que te voy a recordar siempre, cada uno de mis días. Y te prometo que voy a dejar de hacer las cosas que te molestaban, como esa maldita costumbre de andar con los hombres que me hacen daño. Ya no. Por ti.
Y luchare por mis sueños, por encontrar a un hombre bueno como tú lo hiciste cuando apenas tenias 14 años. Yo ya tengo 23 pero no pierdo la esperanza.
Gracias por todo. Por una vida llena de sentimientos que compartiste conmigo, por una vida que tuve el privilegio de presenciar.
Te amo.
Por siempre.
Para siempre.
No adiós, sino hasta luego. Nos volveremos a encontrar y prometo llevarte un par de zapatos nuevos y una bolsa, ya veras que te gustará.
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