viernes, 2 de noviembre de 2018
Lo quiero como quiero un día de Noviembre
Creo que estoy enamorada -reflexionó un momento -o quizá apendejada, ¿o viene siendo lo mismo? me duele el pecho si no sé de él, se me van las horas pensando en su rostro, ¿qué estará haciendo?, ¿con quién está?, es un cabrón, seguramente anoche terminó yéndose a la cama con alguna tipa. Ah pero no creas que me afecta, ya lo conozco bien, y sé que no va a cambiar. El otro día fue a verme al trabajo, y ¿qué crees que me dijo?, que si no había oído rumores acerca de él, le dije que sí, que había escuchado acerca de un embarazo y se empezó a reír. Cuando pienso en su risa me dan ganas de llorar, ando por las calles como loca buscándolo, intentando encontrarlo así como de casualidad planeada, ¿te ha pasado? Sé que no tiene sentido porque cuando estamos juntos nos peleamos como perro y gato, ah, pero cómo lo quiero. A pesar de sus andancias, a pesar de su inmadurez y esas bromas ridículas que hace cada 10 minutos. Supongo que eso es amor, ¿si?, ya no sé, todas las noches que pasé llorando. ¿Qué he sacado del amor? nada, quizá cicatrices que amenazan con no irse nunca, con no sanar, con infectarse al primer toque. Mejor que sea libre, ¿no? hombres como él no merecen un amor tan incondicional, ya cuando se sienta solo vendrá a pedirme que no lo deje y quizá, quizá ya sea muy tarde.
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