Cada que regreso de vacaciones y vuelvo a "mi vida real", me gusta reflexionar acerca de todo aquello que cambia, todo aquello que me deja y lo nuevo que llega.
Hoy volví a mi tienda, y para ser honesta, me emocioné bastante porque me compraron cosas al instante pero el resto del día ha estado solo.
Me dio hambre, comí, acabé Élite parte 2, debo leer pero me da flojera, debo hacer un reporte psico-pedagógico pero me da flojera.
Hoy compré un vuelo a Toronto, sí, otra vez.
Es lo más loco que he hecho en mucho tiempo. Yo, descubriendo que el amor existe y luego -como en las películas- comprando un billete de avión para ver a mi persona especial.
Lo que no cuentan en las películas es que después de comprar el boleto nos quedamos pobres y sobrevivimos a base de plátanos, arroz y lentejas, así hasta volver a tener dinero (o eso espero).
No me quejo, ni lo haré. Amo mi trabajo, espero tener más pacientes y alumnos hoy por la tarde, espero recibir alguno que otro pago y sentirme menos ansiosa (nunca había vaciado mi tarjeta, hasta hoy).
Dicen que la vida pasa mientras uno hace planes, yo tengo dos viajes en menos de 1 mes, cero pesos y el corazón contento.
¿Qué pasará?
No puedo decirlo, no quiero pensarlo pero me emociona completamente.
Estoy feliz por volver a ver a mis niños hoy, voy a bailar de nuevo el jueves y volví a mis clases de guitarra.
Todo va bien, la vida es buena y estoy agradecida.
Canadá, te veo pronto.
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