esperar que yo cruce tu mente tan a menudo como tú cruzas
la mía.
¿Realmente puedes llamarlo cruzar cuando estás ahí todo
el tiempo?
Residiendo.
Quedándote.
Existiendo.
Son palabras más adecuadas.
Pero lo espero.
Espero que me veas en los lugares donde estuvimos juntos:
sentados en los restaurantes
esperándote al cruzar la calle con ningún lugar a donde
ir excepto a tus brazos
caminando con las manos entrelazadas.
Espero que me veas cuando cierres los ojos,
que recuerdes la manera en que las palabras sonaban en mi
boca,
y las risas.
Conduciendo en tu carro,
espero que me veas en el asiento del pasajero,
siempre inclinándome hacia ti,
pasando mis manos por tu cabello de vez en cuando,
durmiendo camino a casa.
La banca donde el beso sucedió y te vi tan cerca
por primera vez,
todo lo que pude pensar fue
“demonios”.
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