A veces sueño con cosas muy específicas. Como si fueran recuerdos. Es extraña la manera en que la mente funciona. A veces antes de dormir me esfuerzo tanto, me concentro en algo: un rostro, un sonido, el tono de piel bajo las sábanas de una noche de enero.
Aun así no logro soñar lo que deseo. Pero a veces (cuando menos me lo espero), cierro los ojos después de un largo día de trabajo y ahí está: me espera de nuevo en la misma esquina; me recibe con un tímido hola y me muestra la vida a través de sus ojos.
Cuando despierto: quiero llorar.
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