Estoy atrapada en casa, haciendo lo mismo todos los días: levantarme tarde, comer comer comer, ver series, escuchar podcast, de vez en cuando leer e intentar hacer ejercicio.
Claramente voy a ganar unos kilitos por ahí. Y no quiero pero creo que será inevitable.
Lo más difícil es no tener a dónde ir.
Con quién hablar ~románticamente.
No funciono sin amor. Es por eso que cuando conozco a alguien trato de descifrarlo hasta los huesos. “¿Qué está mal contigo? Déjame verte tal cual eres”, pero en realidad no hay nada que quiera ver. Preferiría no tener nada que ver con nadie, no involucrarme para no terminar llorando cuando no me responden, cuando lentamente se alejan y ni hablar. No hay nada que hacer.
Cuando están tan lejos, todo parece tan perfecto. Y verlos de cerca trae todo el desorden, las pequeñas cosas que los hacen humanos.
La fantasía le gana a la realidad. Al menos al estar encerrada, ese es el caso
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