Cita nueva: a las 9pm, pero nada concreto, no el lugar, ni siquiera me pide el número de teléfono, yo tengo una sensación en el estómago que no me agrada desde hace días, y se hace más fuerte justo hoy. Le cuento a mi mejor amigo, y le digo, "¿quieres venir también?", "¿a tu cita?, ¡estás loca!", pero le aseguro que ni siquiera sé si es una cita o más bien un intento de, quién sabe, así que termino por convencerlo y en el camino también se nos une una amiga más.
Son las 9:30 y apenas vamos a cenar, terminamos por pedir pizza, yo no quiero tomar alcohol así que ordeno una coca (¿cuál es peor?), y mi mejor amigo acapara la plática durante más de una hora: no puede parar de hablar sobre su vida amorosa, lo que me causa mucha gracia y una sensación que hace muchísimo no había experimentado hacia él: una seguridad de que esta vez, estaba enamorándose hasta los huesos. Le advierto de los peligros del amor mientras me río, termino por decir que a fin de cuentas es lo único que vale la pena en la vida, cerrar los ojos y dejarse caer hasta me parece lógico si se trata de pasar tiempo con la persona amada.
Pero se hacen las 10:30 y me llega un mensaje, es el hombre de mi cita, tiene ¡30 años! (¿al fin me gustan mayores?), y me dice que está en el bar de al lado, así que vamos todos con curiosidad a su encuentro y cuando lo veo, por Dios, quiero desaparecer. Odio mucho cuando los hombres no traen camisa, y él está ahí: sentado en el bar, con la camisa puesta pero en la cabeza a modo de turbante. Me hago la que no lo ve y mis amigos mueren de risa, nos vamos a una esquina del bar, digo "¿por qué?", y luego de unos minutos me ve y camina en mi dirección.
Pero de nuevo no pasa nada, estoy pasándola bien, pero sé que entre el hombre y yo no hay nada. Así que decido simplemente divertirme. Y a eso de la 1, mis amigos y yo decidimos que es bueno regresar a a casa. Me despido con un abrazo que desea decir "por favor no me mandes mensajes, hagamos como que esta noche ni pasó", y un rato después me quedo dormida en mi cama, y tengo un sueño muy vívido, con el hombre que al parecer no he podido olvidar desde Julio (y al último que besé, por cierto) En mi sueño estábamos en algún lugar lleno de agua, y todo parecía tan tranquilo, tan meant to be: sus brazos, su sonrisa y su manera de caminar, siempre de mi mano, como presumiéndome ante el mundo con sus pasos desenfrenados. Caminábamos hacía algún lugar y nos encontrábamos a casi todos mis amigos: todos nos decían "pero qué buena pareja hacen", y yo sonreía no solo con los labios, sino con todo el maldito cuerpo.
Me levanté pensando, ¿qué rayos me pasa?, ¿voy a rechazar a todos los hombres a partir de ahora?, ¿me voy a conformar con soñar con este otro que no me saco de la mente?, con el que hablo a veces, y veo sus fotos para no olvidar cómo se ve, y luego aparece en mis sueños tan nítido, tan real, que da miedo, porque me hace pensar que me estoy saboteando, que si sigo así, no lo voy a superar. O me pregunto si esto es solo un pequeño escalón en el camino del destino, uno que jamás comprenderé pero me llevará a la felicidad a fin de cuentas.
No lo sé, es que no lo sé.
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