Ayer por la noche tuve una pequeña reunión con mi amigo Roberto, al que no había visto en bastante tiempo, también se nos unieron nuestras parejas: Tay y Era.
Mi historia con Roberto es una que siempre me da, no sé si risa, pero si como sentimiento.
Ya la he contado antes, en el Love Club, pero la quiero contar de nuevo, porque hoy es un día importante, hoy le va a pedir a su novia que se case con él.
Robert y yo nos conocimos en el kinder, literalmente nos hemos conocido toda la vida, y siempre hemos sido buenos amigos. Cuando entramos a la primaria, no sé ni cómo explicarlo, pero me enamoré de él, tengo recuerdos de mirarlo y pensar, "wow, cómo te quiero", a la tierna edad de 6 añitos. Él por supuesto no me correspondió, y así empezamos un baile que duró bastantes años (hasta que cumplí 15).
En la primaria fuimos novios en 5to, pero por supuesto, que ser novios significaba prácticamente nada, solo vernos y decir "él es mi novio", y te mando cartas diciéndote cuánto te quiero, y ya está...
Luego pasamos a la secundaria y ahí sí que fue un shit show. Porque cuando a mí me gustaba él, él no quería saber nada de mi, y cuando yo le gustaba a él, a mi ni en cuenta. Así pasamos 3 años, hasta que me mudé a Vallarta a los 15 y bye bye, no más pensar en estar juntos.
Nos volvimos muy buenos amigos, él me contaba sus penas y yo las mías, y vaya que fueron bastantes, hasta que finalmente formalizó su relación con Era, y hace unos días quedamos de vernos y finalmente me dice:
-Janeth, ya le voy a dar el anillo.
-Oh, wow.
Siento que ya estamos llegado a esa etapa de nuestras vidas donde todo parece tan real, tan formal, tan irreversible.
Estoy feliz por él, estoy feliz de que después de bastantes años, nos reunimos con nuestras respectivas parejas y nos reímos y todo estuvo bien, y hoy en la noche vamos a ir a celebrar su compromiso.
Wow, la vida, qué vueltas da, y cómo nos hace estar arriba, abajo, al lado...
y al final siempre nos deja donde debemos estar.
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