Todo era blanco y negro, pero logré descifrarlo
no conté las horas ni los segundos, pero sé que me tomó bastante tiempo.
Todo el mundo me decía que estaba equivocada
y de repente pasé de la equivocación a la razón.
Tantos silecios y tantos sonidos al mismo tiempo,
y me pregunto si ellos algún día se abrazarán tan fuertemente cómo lo hacemos nosotros,
o si en cambio, son opuestos porque no pueden dejar de pelear.
A veces arriba y a veces abajo, como una montaña rusa,
pero en ningún lugar podíamos ver nuestros errores.
Déjamos de jugar, nos encontramos en el punto medio,
en el lugar donde las cosas se arreglan.
Estábamos tratando con mucha fuerza no ser cómo los demás:
como nuestros padres, como sus errores antes de tenernos,
como las parejas que se van a la cama sin hablar.
Resulta que tenemos en nosotros muchas cosas de los demás,
que no podemos escapar.
Pero sí podemos decidir cómo seguir adelante.
Todo era blanco y negro hasta que logré descifrarlo:
tenemos muchas cosas en contra, a veces pareciera imposible.
Y estoy segura de que entre los demás y nosotros, en ese espacio que nos separa
es donde están las respuestas.
1 comentario:
Muy sesudo, muy bonito.
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