domingo, 16 de marzo de 2025

estamos creciendo (¿sí?)

 Actualmente tengo dos amigas que están embarazadas, ambas súper recientes, como de apenas dos meses y ambas preocupadas por cuidarse al máximo y poder llegar a los tres meses y que todo esté más estable.
Aún tengo una sensación extraña en la panza cuando pienso que ya tengo amigas que son mamás, o en este caso, amigas que están embarazadas. 

Me siento feliz por ellas y a la vez siento una profunda desconexión hacía su sentir, ¿por qué querrían estar embarazadas?, ¿por qué querrían ser mamás en un mundo tan loco como este?, ¿por qué quieren que sus vidas giren en torno a alguien más que dependerá de ellas por lo menos por 18 años?

No siempre me he sentido así. Cuando estaba en la prepa y tenía a mi noviecito con el que pensé que duraría para toda la vida, pensé que un día tendríamos hijos, me ví a mí misma como una mamá de uno o dos niños, me ví viviendo una fantasía que no era mía, sino que tenía la idea de vivir una vida como la que vivieron mis padres.

Luego yo y ese novio terminamos y hubo un cambió muy grande en mí que me llevó a la conclusión de que no quiero tener hijos.
Lo que significa que hoy en día, a mis 31 años se me cuestiona una y otra vez, ¿por qué no?, ¿pero no crees que vas a cambiar de opinión?, ¿y quién te va a cuidar cuando seas mayor?, ¿a quién le vas a dejar lo que hagas en esta vida?
Y muchas cuestiones más que me bombardean día con día por el simple hecho de haber decidio no tener hijos. 

Cuando veo a mis amigas muchas de las pláticas tienen que ver con sus hijos, con cuándo tendrán hijos, con los problemas que vienen con tener hijos. Y es aquí cuando siento que hay una barrera grande entre mis deseos y los de ellas. A veces incluso llevan a sus hijos a las reuniones y no puedo evitar sentir algo como desagradado, y no es porque no quiera ver a sus hijos, pero siento que hay momentos para todo. 

A veces la gente me pregunta que si no me gustan los niños, y siempre tengo que explicar que yo AMO a los niños, he trabajado con ellos toda mi vida; en guarderías, en salones de clase, en talleres... incluso hoy en día trabajo con niños y es mi cosa favorita en el mundo. Eso no quiere decir que yo quiera tener uno. 

El punto es que crecer implica tomar esta decisión: ¿vas a tener hijos o no?, y en algunos casos: ¿puedes tener hijos o no?
En mi caso, la respuesta es un rotundo no. 

1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

HAHA, las parejas de la preparatoria que piensan que ya es para siempre, ay niños...

Carajo pues ya somos varios comagre, ya nuestras generaciones van a ser las últimas, en Japón ya nadie quiere tener hijos y se pone bien cabrona la cosa porque ya nomás hay puro viejito, ya hasta están empezando a dar incentivos y apoyos a los que se animen pero pus ni así.

La verdad es que eso sí, yo tuve una mega infancia a todísima madre y quiero que los conejitos también la tengan y me caga la madre ver a malos padres haciendo llorar a sus hijos, las ganas que me dan de romperles la madre para que ya no hagan llorar a los conejitos carajo. Pero como asté dice, una cosa es verlos del otro lado del cristal y otra MUY distinta es querer tener uno y pus yo también paso, soy demasiado "TODO LO MALO que se puedan imaginar" como para tener uno, sería el piors padre del mundo, y no por "irresponsbale", por pendejo. Y me viene de familia haha.

Ya chole también, cuando le pregunten que por qué no quiere conejitos, pos ya cánteselas derecho y sin pelos en la lengua: "porque no se me pega la gana ¿Qué güey?" así ya nadie le pregunta y a los que les dijo, ya les quedó claro haha.