domingo, 27 de julio de 2025

Current Affairs

Era un día normal en la universidad, iba a mi clase con la maestra Aviña y una compañera me dijo "tengo que hablar contigo" y por la manera en que lo dijo supe que no sería nada bueno. 

A veces en los días más normales ocurren las cosas que más te destrozan, y esa noche fui llorando con a los brazos de mi mamá diciendo "mi novio me está engañando" mientras ella no sabía qué decirme, "¿Estás segura?" me preguntó y solo asentí con la cabeza.

Nunca antes había confiado nada así de personal a mi mamá, pero me sentía tan usada, tan mal, que tenía que decirle, sabía que nadie podría consolarme como ella. Y lloré como nunca había llorado porque el amor se había convertido en cenizas en mi corazón. Supe en ese instante que una parte de mí nunca volvería  ser la misma. 

Y así empezaron los días de pasar de cama en cama, pensando "quizá este sea el indicado", mientras lloraba hasta quedarme dormida pensando en cómo estaba asustada y con miedo, pensando si alguna vez mi mamá se sintió de esa forma: usando su cuerpo como un escudo, inventándose historias para no vivir su dolor.

Es increíble como todo se resume a eso: a un miedo que solo puede ser procesado en los brazos de mamá. Solo fui una niña asustada que quería amor y consuelo, ¿eso somos aún?, ¿en el fondo?

He estado pensando en eso últimamente mientras escucho esta canción:


1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

Le diría que le falta fuerza, nosotros los conejitos Zavala ya no confiamos en nadie, no amamos, nos vale madre todo... pero honestamente A NOSOTROS son a los que nos falta humanidad, llorar a nuestras anchas, saber querer a alguien, REALMENTE sentir la necesidad de dar la vida por alguien. Somos una mierda, digo por el lado positivo estas cosas y estos dramas no nos afectan pero ¿a qué precio?.