miércoles, 23 de julio de 2025

Primer amor (a mil por hora)

 Dicen que el primer amor nunca se olvida, yo estoy de acuerdo. Pero no recuerdo al mío de una manera romántica, sino como un buen amigo que sé que estará para mí si lo necesito.

Es un recuerdo lejano, una sensación que aunque trate de volver a tener, es imposible: ¿cómo explicas las mariposas en el estómago por primera vez?, ¿cómo explicas el que alguien te corresponda y que tu mundo se abra y creas que el universo está lleno de arcoíris y todos son para ti?

Y luego está el despertar, el pasar de ser una niña que fantasea con amores de telenovela a tener fantasías que nunca contaría ni bajo tortura. ¿En qué momento pasó exactamente? No lo recuerdo, pero sí recuerdo que mi primer novio y yo bromeábamos acerca de enseñarnos nuestras partes íntimas y reíamos, porque sabíamos que nunca lo haríamos, pero nos gustaba fantasear con la idea y apenas teníamos 13 años.

Perder la "virginidad" es algo con lo que toda mujer sueña, yo lo veía como arrancar una costra a una herida que estaba sanando; solo quería hacerlo y ya, siempre he sido impaciente, incluso en cuestiones del amor. Fantaseaba con cosas ridículas, sí, con actores y escenarios que ni en un millón de años pasarían, pero me ayudaban a evadir la realidad: tenía 18 años y aún era virgen.

Entonces llegó Rubén y aunque no me pareció guapo ni nada especial, era lo suficientemente inteligente como para pasar mi estandar. Y así empezó una historia que me llevaría a la depresión años después. En su momento fue lindo; pensar en que las cosas podrían ser para siempre, incluso si para siempre significara renunciar a un poquito de mi identidad. Porque mi identidad siempre estuvo definida por "¿tienes amor o no?, ¿puedes mantener a un hombre a tu lado o no?", y claro que nadie me lo dijo directamente pero yo lo sentía en la sangre. Ideas de mujeres que jamás conocí pero su sangre fue pasada de generación en generación con las mismas dudas y el mismo deseo de ser amadas.

Dicen que el primer amor nunca se olvida. 

Yo no olvido todo lo que hice para sentir amor; las noches sin dormir, los mensajes sin contestar, las promesas a media noche que se olvidan al día siguiente, las largas caminatas a mi casa, los ojos rojos por no poder dejar de llorar y sobre todo la realidad pegándome en la frente al darme cuenta que de nuevo había idealizado a un hombre que ni siquiera conocía pero en mi cabeza cabía como un amor de fantasía.

Dicen que el primer amor nunca se olvida.

Lo que cambió no fue que un hombre llegara a darme el amor que siempre soñé: uno incondicional y sin dudas, uno que no me hace cuestionar si a la mañana siguiente seguirá sintiendo lo mismo, uno que es fuerte, inmenso y me envuelve cada día en él. Lo que cambió fue darme cuenta de que estaba repitiendo un ciclo y ya no podía más. Tenía que verme en el espejo y aceptarme, aprender a valorarme y darme primero amor. Y por más cursi que suene, es la verdad. Solo cambiando yo cambió mi entorno.

Puedo pensar que mi primer amor se llamó Roberto o Jonathan o Yoel o Rubén, pero en el fondo sé que que el amor que más me costó conquistar, el que más valió la pena, ese amor es el mío.

1 comentario:

Coŋejo pestilente dijo...

Uf, nunca he tenido un "primer amor", nade de novias y esas cosas, pero siento que se complica mucho la vida con tanto pensamiento, una chica me dijo que estas cosas "pasan" y ya, que no las planean. Bue, cada cabeza es un mundo, supongo que hasta cursi podría llamarle hahaha, es broma. Por mi parte no sé qué decirle, obvio que si nunca he tenido una novia no puedo hablar del tema, tons creo que nada más vide a pasar por aquí y dejar huella de que leí y vine a hacer el ridículo como es característico mío.