domingo, 26 de julio de 2015

Estábamos sentados viendo las estrellas cuando de pronto dijo: "deberías irte conmigo".
Y yo lo miré como si no hubieran pasados los meses y como si mi corazón estuviera intacto, me hubiera encantado decirle "claro que sí, me iría contigo ahora mismo, sin mirar atrás", pero es que había una parte de mí que no estaba completamente convencida.
-Dime en qué estás pensando -continuo.
-No lo sé -respondí, y comenzó a reírse muy bajito, para contener sus nervios.
-Tienes que decirme ahora, ¿quieres ir conmigo?

Apenas hace unos días que estaba sentada en mi cama, viendo el último episodio de mi serie favorita, casi al borde de las lágrimas, y cuando terminé el episodio lo primero que hice fue pensar, "¿Y dónde estará el amor de mi vida en estos momentos?". No sé si fue el destino, el universo o simple coincidencia, pero en ese momento, recibí una llamada. Cualquiera que me conoce, sabe que no me gusta contestar cuando me llaman números desconocidos, pero en esa ocasión, hice una excepción. Y era mi chico de México, al que llamaré aquí de nuevo Dos.
-Voy a ir a verte -fueron las primeras palabras que pronunció, y yo ni siquiera tuve que preguntar quien era, porque cuando comenzó a reírse, supe que quería escuchar esa risa desde ese instante y para siempre.
Y días después su presencia en mi pequeño pueblo me llenó de alegría, ahí estaba de nuevo, tan risueño y alocado como yo lo había visto hacía dos meses, y con el pelo casi tan largo como yo.
-Ya córtate el pelo -fue lo primero que le dije, y él solo río y fue directo a abrazarme. Y se sintió tan bien, tan correcto, y perfecto, que hubiera querido detener el tiempo en ese momento.
-Te extrañé, te extrañé tanto que me dolía aquí -y se señaló el corazón.

¿Por qué pienso en él y pienso que es como un personaje de una comedia romántica? Creo que es el hombre que toda chica quiere: atractivo y muy carismático, se gana a todos a su alrededor apenas abre la boca. Soy esa chica de las películas que no sabe qué está haciendo con su vida, que no tiene dirección.
-¿Sabes que me queda un año para salir de la universidad, cierto? - Le dije, después de que me insistiera por enésima vez que me fuera con él.
-¿Me estás pidiendo que te espere un año?
-Te estoy pidiendo que vivas. No puedo pedirte que me esperes, porque no sería justo, vives en la ciudad más famosa de este país: sal, diviértete, conoce personas, yo quiero que seas tan feliz como puedas, no quiero ser una barrera, quiero ser quien te deja ser libre.
Me miró como nunca lo había hecho antes y luego dijo:
-Te quiero tanto y lo siento aquí -y se señaló el corazón.

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