Una vez que empiezas a extrañarlo, sabes que ya perdiste, que no hay remedio contra estos sentimientos que la gente llama amor. Un montón de sustancias químicas en mi cerebro que se juntaron para hacerme sentir esto. Ya lloré lo que tenía que llorar, ya me dije que no puedo seguir así, pero mírate: sigues siendo una niña, tu corazón está intacto, sí, a pesar de todas las veces que te lo han roto, él sigue creyendo en el amor, él sigue enamorándose. ¿Por qué?, ¿Dónde lo apago?
Siento como si volviera a tener 17 años cuando lo veo, siento que toda la inocencia que vivía en mí regresa, se instala en mis huesos y me susurra "ve y abrázalo lo más fuerte que puedas", me siento ridícula, llorando en esta calurosa tarde de verano por algo que no existe, por algo que se siente como una broma.
Ve y toma una pala, la más grande que encuentres, ve y entierra estos sentimientos en el pozo más profundo que puedas construir.
Ya no pases tiempo con él.
Ya no pienses.
Ya no sientas.
Si tienes tanto amor para dar, que sea a ti misma. Sabes, y lo sabes muy bien: vas a salir lastimada o lastimando. Es siempre la misma historia contigo: no hay final feliz, no hasta hoy.
¿Y si es la excepción?, ¿Y si no lo es...?
Tendré que esperar un año entero para poder saber si valdrá o no la pena, para conocer hasta dónde podríamos ir juntos. Un año, un año que cambiará mi vida por completo. Hoy estoy en este lugar pequeñito, aquí, donde nos conocimos un día en una fiesta, aquí, donde el tiempo parece retroceder en vez de avanzar.
Aquí, en este momento donde mi corazón se ilusiona y mi cerebro dice "¡basta!".
Aquí, donde la confusión y yo somos una misma.
viernes, 31 de julio de 2015
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