Estaba en una cena con mis papás y mi hermano, estaba comiendo unos ravioles deliciosos y tomando vino rosado y de repente un mensaje de un número que no tengo registrado pero ya conozco bien. "¿Puedo verte?", contesto casi instantáneamente: "¡NO!", pero más mensajes llegaron y en todos una vez más la misma pregunta, y yo firme, "no, no quiero, no, tú y yo ya no tenemos nada de qué hablar Ulises", y así pasan unos minutos que se sienten como la eternidad.
Así que finalmente, me llega un mensaje largo que básicamente decía "sí, lo sé, soy un pendejo por no haber aprovechado el momento, tú me quisiste y yo no pude ver lo mucho que ofrecías, y sé que ya es muy tarde".
Muy tarde, demasiado tarde, y es que cinco años antes hubiera hecho hasta lo imposible porque este chico me dijera por lo menos un te quiero, escribí una y otra vez aquí acerca de él, en 2015 estaba perdida en el amor y dándome de bruces una y otra vez por él. Así son las cosas: los círculos se completan demasiado tarde, las palabras que morías por escuchar llegan pero a destiempo, los amores nunca suceden porque los corazones no albergan al amor de la misma forma.
Bloqueé el celular y me pregunté qué hubiera sido de mi vida si hubiera sido correspondida, si 5 años antes nuestras manos se hubieran entrelazado en un amor por el que yo estaba dispuesta a luchar, y así, de la manera más simple y con todo el alivio del mundo sonreí: uff, menos más que no fue él.
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