A principios de mes mi novio y yo hicimos un roadtrip de mi pueblo natal hasta Zihuatanejo, Guerrero, lo que son apróximadamente 800km de camino. La idea surgió porque hemos estado hablando un montón acerca de mudarnos, ya que la zona donde vivimos la verdad se está saliendo de control horriblemente; con gringos comprando propiedades a diestra y siniestra, las rentas de las casas con un minímo de 12mil pesos por una casa toda básica y con dos enchufes, sin lavadora, sin microondas, la comida carísima y mala, las playas atascadas de camastros, sillas y palapas donde rentan tablas para surfear.
Es de verdad muy triste para mí ver en lo que se ha convertid
o mi pequeño pueblo, y la idea de mudarme por muchos años me parecía descabellada, sobre todo porque toda mi familia sigue viviendo en el mismo lugar, y no quisiera ver a mi sobrina solo unas cuántas veces al año, pero en fin, a veces la vida te empuja a lugares donde nunca pensaste estar.
o mi pequeño pueblo, y la idea de mudarme por muchos años me parecía descabellada, sobre todo porque toda mi familia sigue viviendo en el mismo lugar, y no quisiera ver a mi sobrina solo unas cuántas veces al año, pero en fin, a veces la vida te empuja a lugares donde nunca pensaste estar.
Así que hicimos este viaje para ver qué hay más allá del area gentrificada donde vivimos, y wow, hubo muchas sorpresas.
Para empezar mis papás me metieron ideas de que "Guerrero es súper peligroso, no deberían ir", así que me puse a investigar en mi querido internet pero no encontré nada, además de que mi novio es muy terco y ya estaba aferrado a la idea de hacer el viaje, así que nos fuimos...
La primera parada fue Barra de Navidad, un pueblo que está más o menos a 4hrs de Puerto Vallarta, del que tengo que decir que me terminé enamorando. Es un lugar peculiar, porque además de tener el mar, también tiene una laguna y el malecón los divide. El agua es súper fría y cristalina y el oleaje es casi inexistente, aunque al final de la playa había algunas personas surferando en longboard. Pasamos dos noches explorando y viendo si nos gustaba la vibra o no. Ya se puede comenzar a ver cómo los Canadienses poco a poco están adueñandose de la zona más cercana a la playa, y no dudo que en unos años más también se salga de control, pero por ahora, puedo decir que Barra me encantó y si me tengo que mudar a algún lugar, probablemente sería aquí.
Antes de barra está otro pueblo que se llama Melaque, con un malecón bastante bonito, siento que Melaque es más gente mexicana que en Barra, y probablemente es más barato, pero solo estuvimos ahí para pasar un rato en la playa, su playa es bonita pero a mí me pareció más contaminada y no nadé mucho la verdad. Lo padre es que se puede llegar en bici de Melaque a Barra en unos 20 minutos o menos.
Manzanillo, que solamente nos paramos en el mirador y tomé esta foto. Parecía una ciudad bonita y mucho mejor planeada que Vallarta en cuanto a carreteras y caminos.
Nuestra siguiente parada fue en este pueblo llamado Caleta de Campos, en Michoacán, un lugar bastante extraño. Nos hospedamos en un hotel y fuimos a checar la playa, había mucha gente comiendo, los precios de la comida eran bastante altos, lo que me sorprendió bastante, fuimos a comer a un restaurante que estaba más cerca al pueblo y como a los 10 minutos llegaron unos narquillos con sus cadenas gigantes de oro, sus gorras, zapatos y relojes de marca y cada uno con una chica a su lado, pidieron un montón de cosas del menú, un garrarón completo de agua de coco para mezclar con el licor que traían, y empezaron a controlar la música del lugar.
Elegimos quedarnos en La Saladita porque ahí vive una de mis mejores amigas que antes vivía en mi pueblo, pero se mudó hace como dos años. Ella nos mostró las playas vecinas, algunos lugares para comer y pasar el rato, es una area bonita pero más como un área para surfear y medio hippie.
Finalmente llegamos a Zihuatanejo 5 días después de empezar nuestro recorrido, solo pasamos el día ahí y regresamos a dormir a La Saladita. Zihua me dió la impresión de ser un pueblo/ciudad, tiene un malecón súper largo y bonito, y la playa estaba muy muy tranquila, poco oleaje en el mar. Había muchos restaurantes y bares en el área cerca de la playa, quizá en otra ocasión volveremos y nos quedaremos ahí.
1 comentario:
Carajo qué odisea tan bonita. Yo quiero regresar a mi Oaxaca donde ahí me quiero morir por cierto, ya cuando sea más viejito.
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