jueves, 20 de noviembre de 2014

Historia de un sueño

Estaba en el bosque, en un viaje familiar. Me estaba quedando en una cabaña bastante sencilla, con vista a una montaña y una chimenea pequeña. Todos los días usaba el mismo gorro color café y mis botas negras, y todos los días desayunaba en el mismo lugar: un restaurante donde se veía todo el bosque, donde tenías que subir una pequeña colina para llegar hasta él y donde niñas y niños bailaban sin parar.
Un día visité junto con mi familia un pequeño mercado cerca de ahí, y entonces me lo encontré: lo encontré como una bonita casualidad viendo los puestos y con un café en la mano.
-¡Hola! -fue lo primero que me dijo y se apresuró a abrazarme, era uno de esos abrazos con los que te olvidas que el mundo entero existe. Y me sonrió, y no dejé que esa sonrisa se me borrara de la mente. Era bastante extraño verlo vestido así, y se lo dije: "me resultas extraño", y solo sonrió.
Creo que estaba bastante emocionada de tener tiempo a solas con él al fin, y cada día me levantaba pensando en que lo iba a ver, y en que mis días parecían tener cierto sentido.
Sus abrazos eran lo mejor del mundo. Y se lo dije: "Tus abrazos parecen detener todo a mi alrededor", y solo sonrió.
Y cuando finalmente fue tiempo de regresar a nuestras vidas normales,  el bosque se desvanecería lentamente y la montaña no formaría más parte de nuestro día a día, lo besé tan tierna y dulcemente que unas lágrimas se escaparon de mis ojos, y él lo notó, pero no dijo nada, solo sonrió.
Me abrazó por lo que pareció una eternidad y al final solo dijo "Te voy a extrañar".

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