El
día de mi graduación te vi parado ahí con esa mirada que solías poner cuando me
decías "te quiero". Yo ya
tenía tiempo saliendo con otro chico y él me hacía feliz, pero entonces te vi
ahí y mi corazón dio un salto.
Sé
que todos lo notaron al instante, y lo sé por las miradas llenas de compasión
que me dieron, pude ver la decepción en los ojos de mi padre, pude leer el
miedo en los ojos del chico que me amaba. Y ahí estabas, suplicando y sin
hablar, "ven aquí, vayámonos"
"Sé
que aún lo quieres" dijo mi padre y yo solo agaché la mirada.
"Ve", dijo finalmente, liberándome así de toda culpa.
Así
que corrí hacia ti, con todas mis fuerzas, sin detenerme a pensar ni por un
instante en lo mucho que los demás iban a sufrir por mi culpa. Yo corría y con
mis pasos un incendio se desataba atrás de mí, había tanto humo que cuando miré
atrás, ya no logré ver a nadie más, pero ahí estabas tú, delante de mí, y con
las manos extendidas. Y cuando finalmente te iba a alcanzar, todo alrededor se
volvió negro.
Desperté
en medio de la nada, volteé a todos lados en busca de respuestas pero nada
parecía tener sentido, ¿cómo había pasado aquello?, ¿cómo de repente me
transporté a ese lugar y tú desapareciste?
Caminé
y caminé, en busca de alimento, y de agua, y de alguna salida, algún camino que
me regresara a ti, pero en vez de eso, una nube me encontró y comenzó a
seguirme.
"¿Qué
haces aquí?" fue lo primero que me dijo. "Eso mismo me pregunto
yo", contesté, "¿sabes dónde estás?" replicó y solo me encogí de
hombros.
Entonces
me dijo que me sentara, que ella se encargaría de protegerme de los rayos del
sol y que fabricaría algo de lluvia para que pudiera beber, estaba tan
agradecida que me puse a llorar en ese instante.
"Te
contaré algo" dijo mientras unas gotas de lluvia caían sobre mí, "he
visto a muchas personas pasar por aquí, y todas tienen algo en común: lo
dejaron todo por amor", "puedes decirme dónde estoy, por favor"
dije sin ganas.
"Aquí
es a donde los que no tienen corazón vienen a parar".
"Pero...yo
aún tengo corazón", dudé.
Y
entonces me contó una historia que hizo que todo tuviera sentido, me dijo
"tú corazón ya no está dentro de ti cariño, cuando decidiste dejar todo
atrás, sin pensar en las consecuencias, él huyó, porque sabía que terminaría
lastimado, porque tenía miedo de ti, ¿puedes imaginar eso? que tu propio
corazón te tema. Por eso estás aquí, porque en este lugar las personas aún
pueden vivir sin corazón, pero si quieres encontrarlo y volver a vivir la vida
que tenías, primero tendrás que enfrentarte a ti misma"
Yo
creía que todo aquello no era más que un producto de mi imaginación, después de
todo, ¡estaba hablando con una nube!, estaba en medio de la nada, a donde
quiera que volteara no había rastro de civilización.
Empecé
a llorar otra vez, solo porque no sabía qué más podía hacer, me recosté, cerré
y abrí los ojos un montón de veces, para tratar de ver si en algún momento
regresaba a la realidad.
"De
nada sirve que llores cariño" repetía una y otra vez la nube, "puedes
hacer un berrinche como una niña pequeña si quieres, pero aquí eso no
funciona"
Y
así pasé lo que se sintió como una eternidad, pero la nube me dijo que apenas
habían pasado unos días, yo estuve tumbada, sin hablar, sin moverme, y lo que
más me irritaba es que la nube tampoco se fuera, quería que me dejara sola,
quería despertar.
"Estaré
aquí hasta que estés lista" dijo un día, y yo no sabía para qué rayos
tenía que estar lista, pero finalmente, después de pensar y darme cuenta de que
aquello no era un sueño, dije "quiero irme de aquí."
Caminamos
entonces y pasamos por los lugares más extraños que puedas imaginar, había
ogros y brujas por doquier.
"Estas
son las personas que no logran salir de aquí" dijo la nube, "en esto
te convertirás si no logras enfrentarte a ti misma.", "no entiendo
nada" fue lo único que pude decir, caminamos tanto que los pies me
empezaron a doler y a sentirse como piedras, y entonces, ahí delante de
nosotros logré ver un montón de ladrillos apilados. "Hemos llegado"
dijo la nube, "aquí está". Y entonces me explicó que tenía que
construir un castillo. "¿Qué quieres decir?" pregunté confundida,
"aquí hay ladrillos y una pala, tienes que construir un castillo
querida".
Pensé
que era una broma y miré fijamente a la nube tratando de descifrar qué clase de
prueba era aquella, pero no dijo una palabra más, solo estuvo ahí, dándome
sombra, como siempre, hasta que dijo "creo que iré a dar una vuelta",
"¿qué quieres decir? no puedes dejarme sola", le rogué, "ya te
las arreglarás" replicó decidida y se fue.
De
nuevo las ganas de llorar se apoderaron de mí, pero recordé que estaba sola,
que no conocía a nadie ahí, y si quería irme, lo mejor sería que me pusiera a
trabajar.
"Ríndete
de una vez" dijo alguien atrás de mí, y cuando me di la vuelta, vi que era
una bruja de aspecto espantoso. "Yo lo intenté pero es imposible, es
preferible quedarse aquí, a fin de cuentas, sin corazón nadie puede
herirte"
Y
recordé entonces que mi corazón ya no estaba dentro de mí, toqué mi pecho y
efectivamente, no sentía sus latidos, me sentía completamente vacía.
"¿Cómo
funciona?" dije entonces, "¿tú por qué estás aquí?"
"Niña
esa es una historia tan vieja que ya la olvidé, quizá trataba del amor, no lo
sé, lo que importa es que ahora vivo aquí"
"Pero,
¿no hay alguien en el mundo real que la espera?, ¿no extraña tener
corazón?"
"Este
ahora es mi mundo real" dijo finalmente, y se marchó dejándome con el
pensamiento de que si bien tenía razón, vivir sin corazón parecía tentador, yo
no podía darme ese lujo, además, tú estabas esperándome en el mundo real, y si
tú estabas ahí, tenía una razón para querer irme.
Así
que me puse a trabajar.
Días
después la nube regresó y tenía noticias. "Querida, pero qué poco has
avanzado, olvidé decirte que tienes solo una semana para completar el
castillo"
"¿Hablas
en serio?" dije con enojo, "¿cómo pudiste olvidar ese detalle tan
importante?"
"No
lo sé cariño, solo lo olvidé" y miró mi castillo que básicamente estaba
tan incompleto que daba risa. Y ya habían pasado 5 días, ¿cómo acabaría el castillo
en dos días? era imposible, quizá debía hacer lo que la bruja y rendirme,
después de todo, aquel lugar no estaba tan mal. Pero luego volví a pensar en ti,
y en que me estabas esperando, y un plan empezó a formarse en mi mente.
Corrí
hacia el lugar donde estaban reunidos todos los ogros y brujas que vivían en
aquel lugar y alzando la voz dije "Necesito su ayuda, ¡por favor!",
pero nadie pareció escucharme, ni siquiera voltearon a verme. La nube estaba
ahí, y me veía confundida, pero no pronunció palabra en ningún momento.
"¡Necesito terminar mi castillo en dos días!, ni siquiera llevo la mitad,
¡por favor necesito su ayuda!"
Pero
de nuevo nadie se inmuto, yo estaba desesperada, y la nube solo estuvo viendo
todo sin intervenir, ¿por qué nadie estaba dispuesto a ayudarme?, y entonces,
un ogro gigante y horrible se paró y me sonrió. Su sonrisa no era nada
agradable a la vista pero eso no me importó, "él me ayudará" pensé e hice que me siguiera hasta mi castillo.
"Bueno
aquí está" dije señalando lo que se suponía que era mi castillo, "no
es muy bonito pero sin nos apresuramos quizá..."
Y
no pude terminar aquella frase porque el ogro me interrumpió con un grito que
hizo que temiera por mi vida, retrocedí creyendo que iba a matarme, pero en vez
de eso, caminó hacia mi castillo y lo destrozó por completo, agitó sus manos,
ni siquiera tuvo que hacer un esfuerzo y mi pobre castillo estuvo destrozado en
un dos por tres. Luego, soltó una risa horrible y corrió de vuelta con los
demás ogros y brujas.
Yo
me quedé ahí, parada, viendo como todo mi esfuerzo se había desmoronado en
frente de mis narices, y todo por mi estúpido plan. "¿qué haré
ahora?" dije a la nube, que solo permaneció callada.
Pasé
el último día de mi plazo llorando, pensando en que me quedaría ahí para la
eternidad y terminaría por convertirme en una bruja. "Tendrías oportunidad
de regresar al mundo real una vez al año" explicó la nube "pero como
nadie quiere que lo vean con aspecto de bruja o de ogro, la mayoría prefiere
regresar el día de halloween, así al menos sienten que encajan", y
entonces me imaginé, visitándote en halloween, diciendo "soy yo, he
regresado", pero pensé que seguramente correrías asustado. "¿Es la
única opción?", dije a la nube, "así es" respondió.
El
tiempo pasó y me resigné, en algún punto terminé olvidando a mi corazón,
terminé incluso olvidando el motivo por el que estaba ahí, supongo que así le
había pasado a la bruja con la que hablé cuando estaba construyendo mi
castillo, me acostumbré a vivir en aquel lugar lleno de nada, la nube trataba
de hablar conmigo de vez en cuando, pero terminó por irse, de vez en cuando
veía a otras personas que llegaban y trataban de construir el castillo, pero
nadie lo lograba. Me convertí en lo que temía, un día iba caminando y vi mi
reflejo en un charco de agua, me asusté tanto que no volví a pronunciar
palabra. Solo pasaba los días monótonos recostada, buscando sombra, caminando
para no olvidar como hacerlo.
Pero
entonces llegó halloween.
Vi
como todos empezaron a cambiar su actitud unos días antes. Se preparaban,
estaban listos para salir al mundo real, querían volver a ver a sus seres
amados, y yo, yo no sabía si quería ir ahí y verte, poco a poco los recuerdos
se amontonaron en mí y el recuerdo del día de mi graduación me pareció tan
lejano que incluso reí. ¿De qué me servía haberte elegido a ti? si a fin de
cuentas mi corazón había huido asustado y terminé en el peor lugar del mundo,
quizá estaba en el infierno solo que no había un letrero donde pudiera leerse "bienvenidos al inframundo".
Sí, yo te había elegido por sobre todas las cosas, por encima de mis padres,
por encima del chico que me ofrecía amor puro, pero mi corazón, cansado de lo
mismo, decidió que lo mejor sería abandonarme. Y que mi corazón me hubiera
abandonado resultó peor que todas las veces que tú me abandonaste antes.
Y
entonces volteé hacia arriba, y la nube estaba ahí. "Estás pensando,
tienes tiempo sin hacerlo" dijo sonriendo. Yo solo quería que todo se
acabara, cerrar los ojos y no existir, pero sabía que eso no era posible. "Ya
todos están listos, ¿vas a ir?" dijo finalmente.
De
vuelta al mundo real todo parecía nuevo, como si hubiera vuelto a nacer pero
con la peor de las apariencias. Me mezclaba perfectamente con los demás, había
de todo ahí afuera, brujas, ogros, diablos, y los disfraces de moda que esta
vez no podía reconocer.
Te
busqué, y no con la intención de hablarte o interactuar contigo, sino porque
quería al menos verte.
Regresé
a mi hogar, donde vi a mis padres que parecían estar más o menos bien, sabía
que me extrañaban, pero ellos creían que yo era feliz contigo y eso los
consolaba. Luego fui a ver al chico que me amó tanto y al que dejé por ti. Pero
no estaba, ni en su casa, ni con sus amigos, ni en los lugares que solía
frecuentar. Quizá había encontrado a alguien más, quizá se había mudado, no
podía culparlo.
Y
entonces, con las esperanzas que aún quedaban en mi cuerpo seguí buscándote. Y
lo que encontré terminó por destruirme. Ahí estabas, con alguien más, haciendo
las cosas que solías hacer conmigo, diciendo las palabras que solías decirme,
pronunciando las promesas que nunca lograste cumplir. Lancé un grito que
terminó por espantarme incluso a mí. Volteaste la cara pero no me reconociste,
seguiste con ella, como si nada hubiera pasado.
Quería
ir hacia ti y decirte qué cómo habías podido, qué esperaba que hubieras estado
buscándome durante el tiempo que estuve lejos, pero no, en vez de eso hiciste
lo que mejor sabías hacer: encontrar a alguien más.
Miré
al cielo en busca de la nube, pero era de noche y no podía ver nada, la llamé
pero tampoco respondió. Quería irme, quería regresar al lugar a donde
pertenecía. Grité tanto, que mis pulmones quedaron vacíos y mi voz sonaba
ronca.
"¡Quiero
regresar!, déjame regresar, no pertenezco aquí, déjame volver"
Y
entonces me miraste, supongo que reconociste mi voz porque leí las dudas en tus
ojos y luego el temor al reconocerme. Te diste la vuelta, tomaste su
mano, y no miraste atrás.
Y
entonces pasó.
Ya
no traté de correr hacia ti, sino que también me di la vuelta, miré al cielo,
quería encontrar a la nube en algún lugar, la llamé, pero ya no tenía voz. Me
senté en medio del camino, las personas me veían llorar pero a nadie le
importaba, después de todo, para ellos yo era una chica vestida de bruja que
lloraba, a ellos no les importaba qué rayos estaba ocurriendo conmigo. Y justo
cuando estaba por volver a correr, solo para intentar escapar de aquella
sensación de vacío, escuché que alguien decía una y otra vez mi nombre, primero
lo escuché a lo lejos, pero luego más y más cerca, hasta que volteé y ahí
estaba él.
"Te
he estado buscando todo este tiempo, no sabes cuánto lamento por todo lo que
has tenido que pasar" dijo mientras se ponía de rodillas y me limpiaba las
lágrimas.
"¿Cómo?...
¿cómo sabes qué soy yo?", estaba tan confundida que ni siquiera sabía qué
decir.
"¿Estás
bromeando?, te reconocería donde quiera que fuera, incluso con el peor de los
disfraces", y comenzó a reírse, no sabía cuánto había extrañado su risa
hasta ese momento. "Pero sabes que este no es un disfraz, ¿no?", y
así, a pesar de mi horrible apariencia, él estaba ahí, arrodillado, sonriendo,
feliz, y todo por haberme encontrado.
"Tengo
algo para ti" dijo, mientras abría una pequeña caja que llevaba consigo. Y
ahí estaba, la cosa más preciosa y la más sagrada para mí; mi corazón.
"¿Dónde
lo encontraste?" dije casi gritando.
"Nunca
tuve que buscarlo, creo que él me eligió a mí, más bien, yo tuve que buscarte a
ti todo este tiempo, estaba volviéndome loco sin ti"
"Lo
siento tanto", fue lo único que pude decir, "yo elegí a la persona
equivocada, nunca debía haberme ido ese día..." y me interrumpió haciéndome
callar con un gesto. "Esto es tuyo" me entregó mi corazón, "te
he esperado todo este tiempo y estoy dispuesto a esperar aún más, ahora ve a
descansar"
Me
sentía llena de vida nuevamente, me levanté con la seguridad de que aquel chico
me amaba y era el más maravilloso del mundo, y de lo tonta que había sido al
irme a tus brazos. Comencé a caminar y de nuevo mis pies generaron incendios,
pero esta vez no destruían, esta vez, regeneraban todo a su paso. Y en algún
punto, antes de perder la consciencia,
mi corazón y yo fuimos uno de nuevo.
Abrí
los ojos y ahí estabas de nuevo. Era el día de mi graduación, donde había
empezado mi infierno. Miré mis manos que sostenían las del chico que me amaba,
al que mi corazón había elegido, el que me había salvado, me toqué el pecho y
sentí el latido de un corazón enamorado, mire a mis padres que se veían orgullosos
de mí, volteé al cielo, y una nube me sonreía desde ahí. “Haz lo correcto esta
vez” parecía decir.
Te
vi, y tu mirada ya no pudo transmitirme nada. Estaba intacta, había pasado por
el infierno de tu amor y había sobrevivido.
Ahí
estabas, pidiéndome y sin hablar que corriera hacia ti, y esa vez, decidida, me
di la vuelta, y no volví a mirarte nunca más.
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