A veces se me olvida lo fácil que es conocer personas nuevas.
El viernes fui con mis amigos al bar al que siempre vamos, y yo estaba de muy mal humor porque había unos chicos que no me caen muy bien, así que todo el tiempo estaba de:
"ya me quiero ir", bailamos un rato, no tomé ni una gota de alcohol y de repente dos chicos se nos acercaron para querer bailar, obviamente yo dije que no.
Después nos cambiamos a otro bar, y de nuevo ahí estaban los chicos, que se volvieron a acercar para invitarnos a otro lugar, todos mis amigos dijeron que sí y yo tuve que seguirlos -casi a fuerzas.
-¿Cómo te llamas? -me preguntó uno de los chicos mientras estaba sentada. Yo de verdad no tenía ni la más mínima intención de hacerle caso, pero tampoco quería ser grosera, así que hablamos un rato y descubrí que era de Oregon y que estaría en Puerto Vallarta por 3 meses, más o menos. Luego, me volvió a invitar a bailar y dije que sí y a partir de ese momento todo se volvió divertido.
Un montón de gente comenzó a unirse a nosotros y de repente ya estaba fuera de control: todos bailando, brincando y gritando.
Terminé conociendo a más personas, todas de diferentes países, y cuando se hicieron las tres, mis amigos se querían ir -y yo no, así que tuve que despedirme, no sin antes decirle al chico que me la había pasado demasiado bien y que gracias por sacarme de mi mal genio.
Al día siguiente -o sea, ayer, yo estaba en mi trabajo y me habla una amiga diciendo
"adivina a quién acabo de ver en el pueblo" y yo sonreí, porque estaba segurísima de que estaba hablando del chico. Así que fui a darme una vuelta a la playa, y dije "
si es el destino, me lo voy a encontrar" y dicho y hecho: estaba sentado en la playa con sus amigos, y en cuanto me vio, fue corriendo a saludarme.
-Vamos a bañarnos -le dije mientras señalaba el océano y solamente sonrió mientras me tomaba de la mano.
Estuvimos casi todo el día juntos, hasta que me dijo que iban a regresar a la casa que estaban rentando.
-¿Quieres venir? -y ni siquiera tuvo que preguntarme dos veces.
Terminamos pidiendo raite al siguiente pueblo y yo me sentía como una nueva persona: haciendo cosas locas, saliendo con extraños, y extremadamente feliz.
El grupo estaba así: El chico de Oregon, un chico inglés, una chica alemana, un chico canadiense, un chico de Filipinas y yo.
-Somos el grupo más random del mundo -le dije.
Estuvimos unas horas en su casa, conociéndonos y hablando de nuestras vida, la mayoría llevaba años viajando y lo seguiría haciendo. Yo sentí un montón de ganas de ser como ellos: despreocupada, feliz y vagabuda.
-¿A dónde vas a ir tú? -me preguntaron.
-A Europa.
Y me dieron un montón de recomendaciones que definitivamente pondré en práctica.
Luego fuimos al bar y volvimos a bailar como locos. Yo ya me sentía bastante cansada y ebria, y aún así no paraba de sonreír.
-Esto es increíble -le dije al chico.
-¿Qué cosa?
Y alcé las manos mientras trataba de contener mis lágrimas de alegría -porque soy una llorona, todos lo saben.
-Me gusta tu pelo -le dije mientras pasaba mis manos por su cabello chino y largo.
-Me gusta tu cara -y me sonrío.
Pasé la noche en su casa y me desperté tan feliz: quería que nunca acabara. Luego, tuve que despedirme porque lamentablemente tenía que ir a trabajar unas horas.
-Quizá nos volvemos a ver, quizá no -me dijo y sonreí.
-Todo estuvo demasiado loco, mira que encontrarte así.
-Pensé que me odiabas cuando te vi por primera vez -y me reí bastante, porque la verdad es que sí.